P. A

Capítulo 8: "Puto Gael"

—Puto Gael.

Esas dos palabras son las únicas que repito entre dientes. Llevo alrededor de una hora caminando al refugio, mis piernas están temblorosas y los pies me palpitan por el esfuerzo. Si tardamos más de una hora en llegar a Muldraugh en auto, me tardaré mucho más a pie.

¿Qué mierda le ven a ese pelirrojo?

Ya, que tiene voz de mando y una mentalidad de sobreviviente, sí, pero eso no le quita lo imbécil.

Devolverme al refugio sola, con una pistola en la mano y rodeada de muertos vivientes... Creo que no es su idea más acertada.

Quiero creer que esto me lo gané por desobediente, no obstante, sé que cualquier otro le hubiera dicho las mismas cosas que yo al enterarse de su estúpida prueba.

Gael no está creando soldados leales, está formando suicidas que le chupen las bolas.

—Puto Gael —repito.

La carretera es un paisaje terrible y el anochecer me pisa los talones; nada está a mi favor este día.

Lo bueno es que habrá luna llena, lo que me permitirá ver mejor el camino, aun así no puedo bajar la guardia.

Se sienta raro andar sola después de tantos años en los que mi familia me acompañó. Cuando la crisis comenzó, ellos jamás me abandonaron, se preocuparon de mí hasta el último detalle. De no ser porque la muerte es cruel e inesperada, muchos seguirían aquí.

Incluso, tal vez, haciéndome compañía en este camino.

Ahora solo tengo mi voz interna, la respiración entrecortada que escucho dentro de la máscara y una pistola que debo usar en casos extremos. Todo por culpa del payaso de Gael.

Puto Gael.

Este va a ser mi jodido lema del fin del mundo.

Oh, sí... Ya puedo verme en el refugio, con una botella de cerveza en mi mano en lo alto mientras digo: «Por el puto de Gael, que su miseria sea mi placer». Y los demás repitiendo a coro: «Puto Gael».

Ja...

Cuando el mundo entero se fue al carajo, papá me jalaba con fuerza mientras corríamos asustados en busca de ayuda. Mis hermanos y madre detrás, planeando alguna vía de escape, un refugio seguro donde no pudiéramos contagiarnos. Nos pasaron con tanta facilidad..., todo porque mis piernas delgadas y frágiles no permitían que corriera a la misma velocidad de los demás. Caí y me raspé ambas rodillas. Sangré rápido. Me quedé en el suelo, llorando y gritando que quería regresar a casa. Entonces papá regresó, me levantó por debajo de los hombros y me zamarreó para que entrara en razón. «No es tiempo de delirar, nos estamos muriendo», me dijo. Sus palabras entraron más profundas que un navajazo.

Tenía razón, no era tiempo de delirar con que todo se arreglaría, mucho menos con que volveríamos a casa a salvo.

Ahora, supongo que vale delirar a estas alturas.

Si pierdo la esperanza no me quedaría con nada.

Excepto con un montón de merodeadores.

Una jodida horda juntos como una tonta junta del té.

Puedo divisarlos moviéndose lentos bajo la luz de la luna, chocar entre sí, actuar por pura inercia.

El motor del auto debió atraerlos.

¿Qué debería hacer?

Pasar junto a ellos en plan sigiloso me acortaría el camino, pero sería peligroso, son demasiados y estoy lo bastante cansada como para correr o atacar. Eso teniendo en cuenta que ni siquiera tengo un arma con la que defenderme.

Podría desviarme de la carretera, pasar por el bosque... Tendría más espacio, aunque menos iluminación. Sin mencionar que puedo perderme.

Maldito Gael, si no fuera por él...

No.

Debo dejar de lado este resentimiento y prestar atención.

Tomar una decisión, maldita sea.

¿Qué camino debería tomar Eva?

A) Avanzar por la carretera, con cuidado, procurando no enfrentarse a los merodeadores.

B) Tomar un desvío por el bosque.

Bueno, regresamos con esta historia :D No voy a decirles mucho de qué les espera, pero si llegan al final me harían muuuy feliz. Solo si llegan, no vaya a ser que tomen las decisiones equivocadas.

Recuerden comentar la opción pensando en sus posibles consecuencias. 

La opción más comentada formará el camino de la historia.

Un besito :*