Capítulo 7

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Diego leía un libro, Rocío se acercó y lo saludó amistosamente, él la saludó, sin el mismo interés, notoriamente. Rocío se fijó en el libro y preguntó de qué trataba, estaba cubierto por una funda negra que no permitía ver qué era.

—Solo es un libro.

—Puedo ver eso, también me gustan los libros, y sería bueno saber qué lee mi amigo.

— ¿Somos amigos?

—Podríamos serlo.

—Es un libro de brujería.

Rocío miró a Diego con un poco de emoción en sus ojos, le comentó que en su pubertad estaba muy interesada en el tema, pero nunca lo hizo muy público. Diego cerró el libro y miró a Rocío a la cara, volvió a preguntarle por qué le hablaba.

—No lo sé.

—Yo tampoco lo sé, Rocío, es raro.

— ¿Por qué? — Rocío estaba un poco confundida, solo intentaba ser amistosa con el chico, conocerlo.

—Las chicas como tú no le suelen hablar a los chicos como yo, eso es todo.

— ¿Tuviste alguna mala experiencia con Bárbara?

Diego miró a Rocío a los ojos, ella llevaba maquillaje hermoso, era difícil dejar de mirarlos una vez que se empezaba, luego dijo que sí. Rocío prometió que no era como Bárbara, y que de hecho ya había tenido problemas con ella.

¿Quién es Bárbara? Ya te lo contaré, en el liceo particular de Santiago, hay dos grandes grupos de chicas que son populares, no grandes en cantidad, sino grandes en poder, el primero, lo conoces muy bien, el club tetas, Rocío siendo su reina, Marcela y Sofía las aliadas, el Club Tetas tiene mucha influencia sobre los profesores y los deportistas, otro foco importante en la dinastía del liceo. El otro grupo, utiliza su poder para conseguir lo que solo beneficia a ellas, o destruye al resto, tiene poder sobre muchas chicas, y el inspector general. Su nombre es el Club Culos. Su nombre y alianza se formaron de la misma forma en la que se formó ECT.

Su líder era Bárbara, una chica morena de rasgos hermosos, también con mucha habilidad para el maquillaje, sus secuaces eran Milena, Cristina y Javiera, todas ellas disfrutaban del caos, por lo que era común que mucha gente las odiara, otras personas las idolatraban por sus grandiosos cuerpos y rostros. Eran el típico cliché de chicas populares.

Rocío y Diego empezaron a compartir hechizos e intercambiaron números, ahora se hablarían en redes sociales.

En la clase, Rocío se sentó junto a Marcela, seguía muy preocupada por Sofía, quien aún no volvía, era notoria su angustia. Por lo menos, no se hizo mucho, solo entregaron los informes de psicología que debían entregar, a ECT le faltaban unos tantos puntos para la calificación máxima, pero la profesora Alicia decidió ponerle ésta a toda la clase en el libro, felicitándolos por sus años de esfuerzo en el liceo.

Marcela, en la hora y media libre que la profesora le regaló a todos, logró entablar una conversación con Rocío, una sumamente superficial, pero relevante a la vez; "¿debería ligarme con éste chico?"

—Creí que Antonio te gustaba.

—Antonio está bien, y pienso repetirlo...

Se quedó mirando por la ventana por unos segundos.

—... Y posiblemente me guste, pero mientras no seamos novios, puedo divertirme.

—Amiga, ¿cómo piensas llegar a ser novia de alguien si...?

Marcela mostró la foto de su nuevo objetivo, Rocío lo conocía, y lo conocía muy bien, era Matías. El prostituto con el que se metió por error. Rocío comenzó a gritar en medio del salón de clases, la profesora le pidió que guardara silencio.

— ¿Lo conoces?

—No, no es eso, solo es...

Marcela notó que Rocío estaba nerviosa, le tocó la frente para ver si tenía fiebre.

—Lo sé, es tan rico que te vuelve loca.

Marcela comenzó a reír, Rocío no podía borrar su expresión de asco, pero intentó reír para disimular.

—Entonces, ¿me lo ligo?

— ¡No!

— ¿Por qué no?

—Es decir, hazlo, es tu decisión.

Marcela miró a Rocío con ojos investigadores, era obvio que conocía al chico, le volvió a preguntar, Rocío confesó que lo conocía, Marcela preguntó si habían tenido sexo, Rocío dijo que no, esta vez con mucha naturalidad. Logró que Marcela comprara su mentira.

—Prométeme que no lo traerás a algún lugar en que yo también esté.

—Uf.

Marcela empezó a hacer muecas molestando a su amiga, la situación era divertida, aunque Marcela no se imaginaba por qué Rocío actuaba así.

— ¿Acaso hay mucho drama?

Rocío pensó más de dos veces lo que iba a decir, se le ocurrió una mentira perfecta.

—Sí, es un maldito, pero fue hace bastante, si quieres, puedes salir con él.

— ¿Qué tan maldito?

—No sé, prefiero asumir que no lo conozco, ya no es parte de mi vida.

—Creo que mejor no saldré con él.

Rocío, por dentro, sintió que un peso se soltó de su hombro. invitó a Marcela a comer un helado, una parte de ella se sentía mal por mentirle así a su amiga. Marcela aceptó. Ambas fueron a comer helado a un centro comercial después de clases, también entraron a tiendas de ropa y maquillaje, todo estaba resultando perfecto, hasta que se encontraron con El Club Culos (ECC)

—Rocío.

—Bárbara.

—Veo que te falta una.

—Veo que te faltan neuronas.

—No es muy cortés de tu parte tratarme así.

—Tienes razón, no debería tratarte en absoluto, ¿nos vamos Marcela?

—Vámonos.

ECT estaba partiendo, estaban a punto de atravesar a ECC, pero Milena vertió su vaso de café helado sobre la ropa de Marcela, intentando provocarla. Arruinó su camisa negra de brillantina y sus jeans de cuero.

—Gracias, basura, creo que descubrí un nuevo fetiche.

Marcela y Rocío siguieron caminando, cuando se alejaron lo suficiente, comenzaron a reír fuertemente, no podían creer la respuesta que Marcela dio.

—Hablando en serio, ¿estás bien?

—Me siento como la mierda, pero gracias, amiga.

—Vamos al Costanera, re compraré un nuevo outfit, solo no me pidas regalo de cumpleaños.

—Está bien, Cío.

Las chicas fueron al centro comercial Costanera Center y buscaron ropa, ambas compraron conjuntos que les agradaron, finalmente se dirigieron al patio de comidas y comieron burritos gigantes. Se permitían hacer eso una vez al mes, pero en caso de emergencia, se podía hacer. Claramente era un caso de emergencia.

Al llegar a casa, Rocío llamó a Sofía, pero no recibió respuesta alguna. Decidió llamar a Diego.

— ¿Rocío?

—Así es.

— ¿Cómo estás? — sonaba confundido, aún no se acostumbraba a su nueva amistad. — ¿ocurre algo?

—No, nada... —Rocío lanzó una pequeña risa. —... estoy bien, ¿y tú? Tengo una historia que contarte.

— ¿Si? ¿Qué tipo de historia?

—Sobre unas putas y café helado.

—Adelante, suena interesante.

—Ok...

El Club Tetas (ECT) #PGP2020Where stories live. Discover now