Capítulo 8

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Rocío recibió una llamada de Sofía, sonaba neutra, al igual que su madre, Dijo que sintió la necesidad de hablar con alguien, Rocío fue la primera persona en la que pensó. Se logró hacer un vínculo entre un traficante de drogas que le vendió éxtasis a Daniel, un amigo de Ignacio. Él fue la fuente de la droga, se debía determinar si fue él el asesino o alguien más.

— ¿Cómo te sientes?

—No lo sé, Cío.

— ¿Quieres que vaya a tu casa?

—No.

— ¿Hay algo que quieras?

—No lo sé.

Hablaron sobre cosas superficiales durante un rato, eso fue todo. Rocío sentía pena, y a la vez, mariposas recorrer su estómago. ¿En qué momento se había empezado a sentir así? Sofía solo era una amiga, pensaba. Ese ya no era el caso.

El día siguiente, viernes, el detective fue al liceo, pero convocó a todos los alumnos a una charla, empezó a apelar a la persuasión, convencer mediante las emociones. Muchos alumnos acabaron llorando, un chico de contextura pequeña gritó tener la culpa. Todos se voltearon a mirar. Era un chico de último año, del curso de letra B. No era un sospechoso, y sus amigos tampoco. ¿Qué mierda fue lo que ocurrió?

Sofía asistió ese día, y contrario a lo que Rocío podría haberse esperado, ella caminó hacia él, y le dio un golpe en la cara, uno que lo arrojó al suelo. Todos se quedaron en silencio, y ella empezó a gritarle por qué lo hizo, desesperada, envuelta en furia. Sus ojos se encontraban completamente rojos. Rocío y Marcela corrieron hacia ella y la tomaron de los brazos, alejándola del chico. Quien no era Daniel, era quien prestó su casa para la fiesta tras la cual desapareció el chico.

Pasaron algunos días, todos se enteraron de qué ocurrió; Ignacio fue abandonado por sus amigos el día de la fiesta, con varios huesos quebrados tras el momento en que todos empezaron a correr. Así es, Ignacio murió por una muchedumbre que corrió sobre él. El dueño de casa, Mateo, encontró al chico agonizando en la sala de estar, pero no lo ayudó. Lo escondió en su clóset y le dijo "aguanta unas horas". Esa fue la causa de muerte de Ignacio, la irresponsabilidad de los adolescentes.

Sofía visitó la tumba de su novio tras las clases, ahí no lloró, pero la miró con una sonrisa nostálgica, tal vez podría empezar a avanzar. Le regaló unas flores, le recordaban a La Bella y La Bestia, película que vieron incontables veces.

Rocío decidió ignorar sus sentimientos, intentar tener una relación junto a Sofía solo empeoraría las cosas para ella. Marcela, por su lado, seguía igual que siempre.

Esa noche, Rocío recibió una llamada, era Sofía, dijo que no podía dormir, hablaron sobre cosas tontas para aliviar el aire, eliminar tensión.

—Eres la mejor amiga que podría tener, Rocío. No sé qué haría sin ti.

—Lo sé, Sofi, tranquila. No iré a ningún lado.

Hablaron un rato más y se despidieron, Sofía logró estar tranquila. Rocío volvió a lo suyo, estaba avanzando en su novela, la trama dio un nuevo giro argumental de 180° grados. Un asesino suelto se hacía presente, el clan de las brujas debía detener esto. De pronto, se quedó con la mente seca, y recordó que el día siguiente tenía una sesión con el psiquiatra, su primera sesión. De pronto empezó a sentirse insegura, como si algo anduviese mal. ¿Algo estaba mal?

Comenzó a rascarse las muñecas, un nuevo tic que había generado. le envió un mensaje de texto a Marcela, no recibió respuesta alguna, bueno, era tarde y fue un día exhaustivo. Buscó a otra opción para tener una conversación mediante mensaje de texto, pensó en Diego, de seguro a él no le interesaba para nada lo que estaba pasando.

Le envió un mensaje y comprobó su hipótesis, no le importaba un carajo, estaba jugando videojuegos.

"Cuál?

No creo que lo conozcas

Puedo conocerlo ahora

Bayonetta

No tengo la más mínima idea de qué es eso

Te lo dije.

Cómo estás?

Algo cansado, y tú?

Bien

Eso es bueno

Cuéntame algo

Sobre qué?

Lo que sea"

Rocío no recibió más respuestas de Diego, supuso que se encontró ocupado en algo y dejó pasar la situación de largo. A mitad de su sueño despertó, con un mal presentimiento. No era una pesadilla, o tal vez sí, revisó su celular. Una nueva persona la empezó a seguir por Instagram, no tenía foto de perfil y su cuenta era privada, no supo por qué, pero prefirió bloquear la cuenta. 

El Club Tetas (ECT) #PGP2020Where stories live. Discover now