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???: ¿estas segura en hacer esto?- era cerca de medianoche cuando una pareja estaba en la entrada del orfanato más grande de la región de Beika. Los dos parecían jóvenes y venían acompañados de un bulto que resultaba ser una niña.

???: ¿que otra opción tenemos?- se volteo a ver a su pareja mirándolo con enojo contenido- ninguno de los dos tiene dinero y trabajo, además, de que a nuestros padres no les gustara esto. No se siquiera porque la tuvimos.

La situación era delicada, ambos chicos tenían apenas veinte años y tenían apenas dos años de relación. Realmente no querían nada con esa niña, pero, el chico le insistió a su pareja que cumpliera el plazo del embarazo para después decidir que hacer con la bebe. Pasaron los meses y una niña nació y, con ella, las peleas entre los dos.

Él se la quería quedar, después de todo era su propia sangre y la había terminado a apreciar cuando la tuvo la primera vez entre sus brazos. En cambio ella, la odiaba con todo su ser, no solo porque "arruino" su carrera y vida, si no que, parecía, que la niña le arrebato a su novio.

Se desato una pelea, que en el medio la menos siempre terminaba llorando y siendo el chico el que terminaba yéndose para atenderla. Aun se preguntaba como su pareja le convenció para darla en un orfanato donde, supuesta mente, cuidaban muy bien a los niños.

La "mama", si así se le podía llamar, dejo a la niña sin reparos en la puerta del orfanato para después subirse a la motocicleta que compartían. El padre, se la quedo mirando un poco más, entre lagrimas, se agacho hasta su altura depositando un beso en su mejilla asiendo que la menor sonriera, contagiando con una más triste.

???: espero que te cuiden bien, mi pequeña TN- volvió a besar su cabeza dejando una carta junto a la menor y también, en su muñeca, una pulsera con las iniciales de su nombre junto con un relicario que contenía una fotografía suya- por si en el futuro, quieres conocerme.

Se enderezo y toco con fuerza la puerta del establecimiento, una gran mansión que, curiosamente, estaba construida cerca del hospital que dio a luz su novia un mes atrás. Sin más se acerco a su novia mientras gruesas lagrimas salían por sus ojos, no quería hacerlo, pero savia que no se podía hacer cargo de ella como le hubiera gustado.

No intercambio palabras con ella. Solo se sentó, se puso el casco y se puso en marcha para alejarse de allí antes de que los dueños se dieran cuenta de que ellos estuvieron hasta hace poco en ese lugar. La mujer sonrió con superioridad, había conseguido lo que se proponía.

En menos de diez minutos, desde que fue tocada la puerta con demasiada fuerza, la dueña del establecimiento abrió la puerta. Era una señora de unos treinta años de rostro agradable, pelo negro y ojos del mismo color, pero, sus facciones decían otra cosa. Se podía ver, a simple vista, que era una señora que le gustaba el dinero y no tenia pudor de sacrificar "pequeñas" cosas con tal de ahorra.

Al bajar la cabeza, después de pensar que fue un chiste de los niños de hoy en día, se encontró con la bebe en la puerta, llorando. Soltó un suspiro cansado, ya estaba cansada de que todos los padres dejaran así a sus hijos, es más, ¿para que los tienen si después los dejan como a basura?

Al tenerla entre sus brazos noto algo, su pelo era rubio opaco, parecía ser casi castaño claro y sus ojos eran de un peculiar celeste. Si no fuera por la forma de los ojos y el color de su piel, juraría que no es Japonesa la menor, pero, su acta de nacimiento (la cual estaba a su lado junto con su nombre, pero, sin la de sus padres)

Dueña: vaya, si que eres rara niña- se fijo en el nombre de la menor- ¿TN? ¡que nombre tan raro!- se carcajeo mientras entraban a la mansión- bienvenida a tu nuevo hogar, mocosa.

Diferente (Shinichi Kudo y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora