VI

9K 903 104
                                    

Tiempo después—

—Hola bebé, hola pequeña preciosa —sonrió con ternura, dándole un suave beso en la frente—. Tenía tantas ganas de conocerte.

Su mujer lo miró y sonrió.

—Tampoco pasó tanto tiempo, cariño. Sólo tiene un mes.

—Y no pude estar para su nacimiento, en serio quería estar contigo, Meris.

—Pero estabas en servicio, Jeak —sonrió abrazándolo—. De todos modos pedí que filmaran todo para ti, como tú me pediste.

El rubio sonrió divertido, y le dio un beso en los labios.

—Gracias, quería mucho ser parte de ese momento.

Meris lo dejó con su hija, y luego volvió al ordenador.

—¿Estás trabajando? Estás de licencia, mi amor.

—Lo sé, pero es que tengo un alumno que es tan brillante, que no puedo creer que tenga seis años —pronunció con adoración—. El niño ya hace divisiones de dos cifras, al igual que multiplicaciones. Sabe también hacer cálculos mentales, y lee de una forma perfecta, respetando la puntuación. Es realmente un genio, y sólo tiene seis años.

—¿Y qué hace entonces en primer grado de primaria? —preguntó divertido, meciendo a su hija.

—Su mamá quiere que lleve una vida normal, como cualquier otro niño. Pero ese pequeño tiene mucho potencial. Es por eso, que todos los días le envió tareas didácticas, para que él pueda aprender más, no se aburra y lo haga en sus tiempos libres.

—Hm, suena como un futuro genio. Ahora que lo pienso, no tenemos muchos científicos en Kanat'ma, quizás, él podría ser el primero, si luego sigue siendo tan bueno como tú dices, y de adulto decide seguir el camino de la investigación y todas esas cosas extrañas.

—¿Cosas extrañas? —sonrió divertida, tecleando.

—Sí ¿Qué es lo que hacen los científicos? Buscar curas para enfermedades extrañas, o crear cosas, no lo sé.

—Mira, éste es el niño —sonrió enseñándole una foto donde ella estaba abrazando al niño, en el salón de clases.

Jeak se acercó al ordenador, y miró al pequeño rubio, abrazando a su maestra y sonriendo.

—Parece un niño normal.

—Obviamente, no es como si los niños prodigios tuvieran características físicas distintivas —sonrió.

—Pero tiene una bastante particular, sus orejas son como más puntiagudas y peludas —le dijo curioso, mirando al niño.

Algo en él se le hacía familiar.

—Oh, es que su mamá es de Eritma —sonrió—. Aunque el niño no tiene cola.

—Ah, ya veo.

—Zhanda es un niño precioso, tan educado. Le encanta hablar conmigo, y se aburre con sus compañeros. Siempre en el recreo, se queda junto a mí y me hace muchas preguntas —sonrió con ternura—. Tiene muchas ganas de aprender, de conocer cosas nuevas.

—¿C-Cómo dijiste que se llama?

—Zhanda, él me contó que significa sol en Malapeptita, uno de los idiomas que habla su mamá. Le puso así, por lo rubio que es.

Jeak desvió la mirada, y luego se alejó un poco del ordenador. ¿Por qué ellos estaban en Kanat'ma? ¿Por qué era alumno de su mujer? Ese niño debería estar en Eritma, muy lejos de allí.

—Tú sabías que uno de los pueblos de la tribu del norte, ¿Sólo habla Malapeptita? Yo ni siquiera conocía el idioma, creí que era un invento del niño. Pero luego hablando con su mamá, ella me contó que hace más de cien años atrás, la tribu del norte se llamaba Malapep, y que cuando comenzaron a comercializar con el resto de la isla, incluyeron el idioma kanatita en su lengua, que hoy en día es el que se habla. El malapeptita es un idioma antiguo, y es fascinante que lo conozca esa mujer.

—Tal vez es puro invento.

—No amor, en serio existió. Estuve investigando, y hace doscientos años atrás, por los pocos registros que hay de ese tiempo, y las historias que cuentan nuestros nativos, Malapep era un reino en la tribu del norte.

—¿Y tú sabes qué es la madre de ese niño?

—Sí, es profesora de idioma en la universidad.

—¿Qué? ¿Profesora de idioma? —rio—. Cariño, creo que te han estado mintiendo, y mucho.

—No, trabaja como profesora de idioma en la universidad, yo asistí a uno de sus congresos dónde hablaba como ha ido cambiando el idioma, como se fue modificando, con el ingreso de los humano a nuestra isla, y habitantes de otras zonas. Y después de escucharla disertar, no me quedaron dudas a quien salió Zhanda —sonrió—. Y es una mujer que no se detiene, sé que está creando una academia de lenguaje, dónde pretende enseñar nuestro idioma, a las personas del mundo que quieran conocerlo. Hay muchos humanos que quieren hacerlo, conocer sobre nuestra cultura. Obviamente será algo virtual por el momento, por el decreto de Kumi y Cep, que impide el ingreso de extranjeros.

...

EritmaWhere stories live. Discover now