XVI

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Ella lo miró, suspiró, y negó con la cabeza.

—Yo no puedo ayudarte, Jeak. Es un camino que tú solo debes recorrer. Lo mejor que puedes hacer, si realmente quieres cambiar, es viajar a Eritma.

—¿Por qué no puedes ayudarme tú?

—Estoy embarazada, quiero disfrutar de mi estado, tengo que cuidar a mi hijo también. Trabajo, estoy creando mi propio programa de aprendizaje kanatita. Tiempo es algo que no me sobra, y para ayudarte a ti, tendría que estar desocupada.

—Claro, entiendo —murmuró.

—Mira, te daré mi número —le dijo buscando su libreta—. Si necesitas hablar, puedes enviarme un mensaje, si no estoy ocupada, con gusto te contestaré.

—Está bien, gracias igual —le dijo tomando la hoja.

***

Debía conectarse con la naturaleza, dejar atrás todo lo material. ¿Pero como haría para vivir de ese modo? ¿Dejar sus comodidades? Eso era algo que habían hecho sus abuelos, o padres como mucho, viviendo en la selva.

Salió del edificio donde vivía, y se fue a un parque que estaba cerca. Se sacó las zapatillas, y se sentó bajo un árbol, dejando que sus pies tocaran el césped.

Y ahora ¿Qué seguía? ¿Cómo se conectaba con la naturaleza?

Cerró los ojos, intentó dejar su mente en blanco, no pensar en nada, pero fue imposible. Lo único que estaba consiguiendo, era frustrarse.

Gruñó molesto, y tomó su celular, buscando el número de Erit, antes de llamarla.

No sabía si la castaña iba a contestarle, ya que eran cerca de las diez y media de la noche.

"—¿Hola?"

—Hola Erit, soy Jeak.

"—Hola ¿Qué pasa?"

—Me dijiste que me conectara con la naturaleza, y no tengo idea de cómo hacer eso —gruñó.

"—Debes buscar un lugar tranquilo, y en lo posible, natural."

—Estoy en el parque, sentando bajo un árbol.

"—Es un muy buen lugar. Los árboles están conectados profundamente con nuestra madre. Intenta cerrar los ojos."

—Bien.

"—Respira profundo, y suelta suavemente el aire. Escucha tu respiración, tu corazón, siente el viento que choca contra tu cuerpo. Intenta reconocer los aromas que hay a tu alrededor."

—Huele como a qué un perro meó el árbol.

La escuchó reír bajo, y él sonrió, con los ojos cerrados.

"—Tienes tus sentidos en cualquier lado, será bastante difícil que puedas encontrarte a ti mismo."

—Quizás tengas alguna hierba, o algo que pueda ayudarme con eso.

"—Podría ser, pero yo no puedo prepararlo."

—¿Por qué?

"—Podría hacerle mal al bebé."

—Entonces seguiré intentando hacerlo de éste modo. ¿Qué debo ver o sentir para saber que voy por buen camino?

"—Nada, no debes ver nada. Cuando te conectes contigo mismo, entenderás cuánto tiempo has vivido equivocado."

—De acuerdo. Gracias Erit, y lamento la hora.

"—De nada, suerte."

Jeak guardó su celular, y volvió a cerrar los ojos. Él ya sabía que había hecho muchas cosas malas, que se había equivocado en muchas situaciones también... Pero le faltaba sentir la culpa de dichas acciones.

***

"—Jeak, entiéndelo, si no realizamos la operación, es tu vida la que está en riesgo. Tus testículos ya no-

—¡No! —gruñó—. No me importa, no voy a permitir que me castren.

—Piensa en tu mujer, en tu hija por nacer. Si no actuamos ahora, podrías morir. La infección se ha localizado..."

Miró hacia abajo, su entrepierna, sintiéndose tan incompleto... Ni siquiera podía sentirse un hombre de verdad.

Se recostó hacia atrás en la cama, mirando el techo, en medio de la oscuridad.

Al final, su único hijo biológico era el que había rechazado, y era el único que había tenido, y tendría. Quizás merecía todo lo que le había pasado, por despreciar de ese modo al niño.

Pero al verlo ahora, sabía que Zhanda estaba mejor sin él. Él no le habría aportado nada positivo.

...

EritmaWhere stories live. Discover now