Lunes | 17:47

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27.04.20

[Lunes | 17:47]

Natalia pasaba el lunes auto-obligándose a estudiar. No tenía ninguna ganaa, pero si no quería suspender asignaturas y tener que repetir curso para acabar el bachiller, tocaba hincar los codos. Cuando por fin había conseguido concentrarse en sus deberes, su móvil empezó a sonar. Era una llamada, de nuevo, de Manu.

Se tensó nada más ver su nombre alumbrado en la pantalla. Su llamada solo podía significar dos cosas: que hubiese gustado al público y llamase para felicitarla, o que hubiese sido un auténtico truño y llamase para que no volviese a pasar por el bar nunca más. Aún así, se armó de valor para descolgar la llamada.

—¿Sí?

—Natalia. ¿Qué tal? Soy Manu. ¿Tienes un minuto?

—Hola, Manu. Sí, claro, dime.

—Quería hablarte sobre tu actuación del jueves.

—Sí, dime —tragó saliva antes de hablar mentalizándose de que podría decirle algo malo—.

—Tengo que felicitarte —soltó todo el aire que había aguantado desde que sonó el móvil al escucharlo—. Nos han llegado varios mensajes a nuestras redes sociales para que repitas.

—¿En serio...? —en su voz una mezclase de ilusión e incredulidad—.

—Totalmente. Por eso mismo, si estás libre nos gustaría que volvieses a tocar con nosotros un par de días. ¿Te apetece?

—Me encantaría, claro.

—Genial. No será en las próximas semanas porque ya estamos cubiertos. Pero nos gustaría que quizás dentro de un mes, cuando empiece a llegar el verano, tocases más veces. Esta vez sería cobrando, por supuesto —esto último Natalia no se lo esperaba. Pensaba que casi le hacían un favor dejándola tocar. Ni se le había pasado por la cabeza cobrar por ello—.

—Sí, claro que sí. No hay problema. Cuenta conmigo.

—Perfecto. Te volveré a llamar cuando toque organizarnos para hablar sobre horarios, ¿vale? Intentaremos promocionarte también un poco desde nuestras redes para crear un poco de expectación, así que si haces canciones nuevas o preparas algo especial, me lo pasas para compartirlo.

—Estoy trabajando en un par de ideas, en cuanto las tenga listas te paso alguna. De hecho, una de ellas es con Álvaro.

—Mmmmhh... Podría ser buena idea juntaros. Me gusta. Cuando la tengáis, enviádmela.

—Perfecto. Muchas gracias, Manu.

—A ti por tu talento. No te interrumpo más. Volveré a llamar pronto, ¿vale? Cuídate.

—Hasta pronto.

Natalia se puso a dar tales saltos de alegría que pudo escuchar cómo el vecino de abajo se cagaba en su estampa por el ruido.

Natalia adoraba la música y soñaba con, de algún modo, dedicarse a ello, aún no sabía cómo porque no tenía ña confianza suficiente para mostrárselo a los demás. Pero que un señor que llevana un bar donde tocaban artista estuviese apoyándola de esa manera, le dio alas para aventurarse a soñar con vivir de la música siendo artista. Y encima iba a cobrar, podría ayudar en casa con ese dinero.

Salió corriendo al salón, donde estaba su padre descansando, para contarle la noticia.

—Papaaaaaaa.

—¿Qué te pasa? Qué escándalo estás montando.

—Tengo noticias —se le agudizó la voz de la emoción—.

—Más te vale que sean buenas.

—Me ha llamado el dueño del bar en el que toqué el otro día. ¡Dice que el mes que viene puedo volver a tocar varias veces!

—¿En serio? —podía notar la ilusión en la voz de su padre, alegre porque a su hija pudiese dedicarse a lo que más le gustaba—. Eso es genial. Pero, eh, para el carro. No te emociones tanto. Primero tienes que centrarte en acabar el instituto, luego ya haces lo que quieras.

—Ay, pa, no seas aguafiestas que no me has dejado terminar de contarte la noticia. No solo voy a tocar, sino que también a cobrar —hizo el gesto del dinero con sus dedos—.

—¿Un bar pagando a la gente que toca con dinero de verdad y no con cerveza? Eso sí que es raro. Pero me alegro mucho cariño. Puedes coger ese dinero para algún caprichito o ahorrarlo para estudiar.

—Yo pensaba dároslo a vosotros para ayudar en casa...

—No, cariño, no —negó su padre con la cabeza—. Imagino que el dinero que te darán no va a ser tanto, y con el trabajo de tu madre va a empezar a entrar más dinero en casa a partir de ahora. No lo necesitamos. Coge eso para gastártelo con tus amigas en verano o para hacerle algún regalito a Alba.

—Pero a mí me apetecía ayudar...

—Pues ayuda fregando los platos y dándole una colleja a tu hermano cuando se meta en líos, que últimamente va de bala perdida. Nos han llamado ya tres veces del instituto este mes.

—Si me das permiso, yo le arreo bien fuerte, papá.

—Claro que sí, mi niña. Que a lo mejor a su hermana le hace caso.

—Por cierto, el viernes tengo el casting de baile que te conté.

—No, si al final vas a encontrar trabajo de lo que te gusta antes de acabar el instituto y todo —se abrió la puerta de la entrada indicando que su madre ya había llegado del trabajo—. Mira, ahí está tu madre.

—¡Ya estoy!

—¿Qué tal el primer día?

—De locos, enseñándome todas las cosas que tengo que hacer, pero los compañeros son muy buenos.

Y así Natalia pasó media tarde, olvidándose de los deberes que tenía que hacer, y concentrándose en la buena racha que por fin parecía llegar a la familia.

SKAM AlbaliaWhere stories live. Discover now