En busca de la Primera Captura, confesiones en Roche

1.8K 391 47
                                    


20 de septiembre de 2016

No había pasado ni una semana desde recogió a su dormilón Rowlet del laboratorio/jardín del profesor Alcornocales y había empezado a entrenarlo junto a su Gligar. Sin embargo, Cris tenía la necesidad de atrapar al menos un pokémon más, antes de ir a desafiar a la líder de gimnasio de Cádiz, la cual tenía entendido usaba pokémon de tipo agua. 

Por un lado, que Rowlet fuera de tipo planta le daba ventaja desde un principio, pero no podía ir a enfrentarla con un solo pokémon, ya que Gligar era de tipo tierra y estaba en grave desventaja.

En conclusión, decidió ir al bosque de Roche, que se encontraba a unos kilómetros y donde le gustaba ir a echar fotos desde hacía años a encontrar solución a sus problemas. 

Ese bosque era como un segundo hogar para él, pues pasaba gran parte de su tiempo libre paseando por sus caminos, echando fotos de los pokémon que allí habitaban y haciéndose amigo de ellos. En aquel bosque había pokémon de muchos tipos, no solo de tipo bicho y planta, y la mayoría eran agradables (salvo contadas excepciones que conoció por las malas).

 En aquel bosque había pokémon de muchos tipos, no solo de tipo bicho y planta, y la mayoría eran agradables (salvo contadas excepciones que conoció por las malas)

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ya había entrenado con Rowlet y había logrado enseñarle impresionar y mejorado su ataque follaje. Desgraciadamente, ya no sabía qué más hacer; Cris era muy creativo, pero débil de espíritu, y lo sabía, así que no quería forzar mucho a su pequeño amigo y hacerlo sufrir, igual que hicieron sus insensibles padres con él de pequeño.

Los padres de Cris eran los dirigentes de una poderosa empresa de construcción en Extremadura, la cual construía todo tipo de estructuras a lo largo y ancho de España. Independientemente de la dificultad, siempre cumplían su encargo, y fueron conocidos por su gran eficiencia en todos sus trabajos.

Gracias a todos sus proyectos, eran bastante adinerados, y acabaron valorando el dinero por encima de todo, incluso de su hijo. Su padre le trató con frialdad desde pequeño, además de que despreciaba su gusto y afinidad por la naturaleza y su aversión por su trabajo; mientras que su madre no aprobaba para nada que desde pequeño quisiese ser amigo de los pokémon o que le gustase hacer fotos, ya que quería que su hijo no se dedicase a semejantes tonterías y se relacionase con unas criaturas que causaban problemas para sus trabajos de construcciones.

Tal era el maltrato de sus padres, que hasta la escuela primaria, Cris creció con miedo por todas las decisiones que tomaba, con miedo a todo lo que hacía y con miedo a lo que sus padres o cualquier persona pudiera decirle, fueran cuales fueran sus actos. Parecían estar tan decepcionados de su hijo, que hicieron que a los 8 años de edad, se fuera de Mérida a vivir a Conil con su tío abuelo Rafael, el cual era bueno con él y le dio casa en Conil para vivir a su lado.

Afortunadamente, a pesar de que Cris siguió siendo débil de espíritu y con miedo de todo lo que hacía y decía, conoció a todos sus amigos y compañeros actuales, que desde un principio les cayó en gracia y les encantaba todo lo que tenía que ofrecer como persona (siendo algo feliz en su infancia para variar).

Pokémon Hispania Parte UnoWhere stories live. Discover now