Excursión en Doñana, las especies en peligro (Parte 1)

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17 de octubre de 2016

El día amaneció, con un sol radiante en el cielo que auguraba buenas y grandes experiencias por delante.

Ya a la hora del desayuno, cada cual ya se había levantado y planificado solo o con ayuda de alguien lo que tenían previsto hacer.

Álvaro llevaba rato despierto, y le sorprendió de mala manera que Rubén se hubiera adelantado y ya se hubiera ido del cuarto. Estuvo un rato pensando en lo que pretendía conseguir aquel día hasta que Jesús se despertó.

-Oye, acabo de caer - llamó Álvaro la atención a Jesús antes de que todos salieran por la puerta -. Teniendo en cuenta el color de pelo tan llamativo de esa Ana, ¿no estará en riesgo de alterar y provocar a algún pokémon violento? A Cris le ha pasado factura antes, y por eso toma tantas precauciones cuando va al bosque.

Jesús se dio cuenta de nuevo que la capacidad observadora de Álvaro era casi aterradora, y lo más importante es que tenía razón a ese respecto. 

Se apresuró para arreglarse y fue a advertir a la joven risueña, pero cuando se la encontró en el salón principal junto a sus hermanas, sentadas en la mesa desayunando, supo que no había de qué preocuparse. Ana ya había tenido en cuenta el peligro que podía correr por su color de pelo, y se había puesto sobre su pelirroja cabellera un brillante velo verde esmeralda que cubría su pelo por completo, y además hacía juego con el precioso vestido que llevaba puesto el día anterior.

-¿A qué viene esa cara de preocupación? - le preguntó con una risa burlona al verle entrar suspirando en la sala.

-Nada, tontería mías - respondió riéndose de su propia estupidez -. Es que un amigo mío tiene un color de pelo parecido al tuyo, y siempre tiene que ir con gorra o capucha para no correr peligro de que un pokémon salvaje se le vaya la olla con tanto rojo.

Ana volvió a reírse ante su explicación, pero también le gustó que se preocupase tanto por ella ante tal posibilidad.

-Tonto, ¿te crees que no lo iba a tener en cuenta? - le guiñó el ojo con algo de presunción, haciéndole quedar un poco tonto.

Jesús no pudo aguantarse la risa ante tal situación, y retrocedió sonrojado para sentarse en una mesa aparte.

El resto fueron llegando, todos equipados con lo que iban a ir necesitando en aquel día. Si bien lo debían llevar en sus respectivas mochilas y bolsas de mayor o menor tamaño cada uno.

Aunque el que más sorprendía era el gigantesco Crixo, quien llegó al salón cargando a sus espaldas una mochila casi tan grande como él, y era capaz de llevarla como si nada. Luego Marco llevaba bajo su brazo una bolsa extraña muy alargada, lo que llamó la atención de Sebas, pero no se molestó en preguntarle qué llevaba allí. 

 Los integrantes de cada cuarto fueron apareciendo progresivamente, sentándose a desayunar para hablar entre todos de lo que querían hacer.

-Eh prima, ¿y Lorena? - preguntó Yago todavía preocupado por su "novia".

Antes de responder, la expresión de Paula se ensombreció un poco.

-No estaba bien. Cuando Estela y yo llegamos no quiso hablar con nosotras, y después estuvo un buen rato tosiendo, seguramente por lo que Manuel le hizo en el cuello. Quisimos saber qué podíamos hacer por ella pero estuvo ignorándonos todo el rato... - se lamentó por la situación tan incómoda que había pasado durante la noche -. No sé qué decirte, pero intenta hablar con ella a ver. Cuando nos hemos levantado ya no estaba, así que creo que es lo mejor.

Yago se temió lo peor. Que se encontrase tan mal por la trifulca de anoche solo hacía que se sintiese peor consigo mismo por no haberla ayudado más. Pensó que la ayuda de Rubén sería suficiente, pero parece que ni eso bastó.

Pokémon Hispania Parte UnoWhere stories live. Discover now