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<< Si algún día puedo alcanzarte, me convertiré en la persona más feliz del mundo>>

Estaba a tan solo milímetros de poder probar sus labios, su aliento ya chocaba contra el mío. El hecho de sentir los labios de un ángel me derretía, pero había algo menos superficial que llegaba a estremecer todos mis sentidos. Eso era que fuese Gustavo, no otra persona sino él mismo. Estaba en las nubes, pero el maldito timbre de mi maldita puerta sonó; logró que yo bajara hasta la tierra y tuviese que recapacitar e ir a atender el llamado. 

_Yo tengo..._ Bajé la mirada y señalé la entrada de mi casa.

_Voy yo, es tarde para que salgas a ver vos_ Se levantó rápido y salió de la casa.

A los segundos entró él junto a Daniel por detrás, lo miré sorprendida, me había olvidado por completo de él. Dani me saludó, me abrazó y me implantó un beso en los labios sin previo aviso; me sorprendí aún más, Gus nos miraba sin entender la situación. Claro, nadie sabía de lo nuestro ¡Y ni siquiera tuvimos nuestro primer beso hasta ahora! por los dioses, mi cabeza es un quilombo en estos momentos y la mirada penetrante de Gustavo sobre mi no es una gran ayuda que digamos.

_¿Cómo estás? ¿Cómo te fue en la casa de Héctor?_ Me tomó de la cintura.

_Bien..._ Lo ocurrido esa misma tarde volvió a mi mente.

_Bueno... Yo me tengo que ir..._ Mencionó Gus desde atrás.

Dani y yo aceptamos, acompañé a Gustavo hacia afuera. _Vos... ¿Dónde te estás quedando?_

_Estoy quedando en lo de Chloé, fui a la fiesta que nos había invitado, le conté sobre lo que ocurrió y me dejó quedarme con ella_

Y así me lo cuenta, con toda la fluidez del mundo. Hay veces en que no sé si es bueno de más o muy tonto. En fin, yo me apoyé en sobre la reja de salida y Gustavo se quedó parado observándome.

_Si quieres, puedes volver a casa. Después de todo, yo te la debo_

_Será un placer, mi lady_ Sonrió ampliamente mientras besaba la parte de arriba de mi mano _Mañana mismo traigo mis pocas cosas_ Asentí riendo.

El se fue, yo solo me quedé apoyada contra la reja observando como su silueta se difuminaba entre las luces poco visibles de la calle. Un "Nunca cambies" pasó por mi corazón, al parecer mi ángel me está cayendo más bien de la cuenta. Agité mi  cabeza intentando quitar aquellos pensamientos, no podía ser, estoy en pareja con un chico y aquel "casi beso" solo fue un "casi". Ojalá hubiera sido un beso.

Entré nuevamente a la casa, Daniel estaba en el sillón, justo en el lugar de Gustavo. Suspiré, la verdad que capaz que Dan no era perfectamente igual a un ángel. Se asemeja más a los demonios, maldito, le hace mal a las personas, pero por alguna razón a mi nunca me ha hecho algún daño. No lo sé, puedo estar loca o todos los que me rodean pueden estarlo.

_Hey, ¿Estás ahí?_ En cuanto me di cuenta, estaba sentada en frente de mi novio con una cara demasiado alegre.

_S-si, creo que sí_ Di una palmada mental sobre mi cara. ¿Qué tipo de respuesta cuerda puede ser esa?.

_Tenemos que pensar en la ropa que llevaremos para la fiesta de egresados. ¿Qué color te gusta?_

_Pues, algo negro no me vendría mal_

_Usa colores más alegres ¡Es nuestro egreso!_ Yo asentí. Puede que tenga razón, igual, lo único que debería de concordar con Dan y su vestimenta es el color del pañuelo y la corbata que llevará en el traje. La idea fue simple, yo un vestido corto blanco con encajes celestes y él, pues su pañuelo termina por ser celeste y la corbata negra porque "el celeste no queda bien en las corbatas" según palabras del sabio.

Ciudad de la FuriaWhere stories live. Discover now