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Capitulo #32

CUMPLE AÑOS ¿FELIZ?

[ Este capítulo será un poco largo, así que léanlo con calma y espero que lo disfruten. Bexos ]

AURORA GARTI

Despertar junto a Axel es uno de los placeres más grandes que he tenido, verlo dormir tan tranquilamente me hace sentir como si nada pudiera salir mal con él a mi lado.

Aún acostados y yo encima de su pecho, subí mi mirada y me quede viéndolo fijamente mientras que una sonrisa inconsciente se marcaba en mis labios. El sol iluminaba toda la habitación, entrando por aquel balcón

— ¿Podrías dejar de mirarme así?— me dijo con una voz ronca extremadamente seductora la cual me hizo sonreír

— Tienes los ojos cerrados ¿como es que sabías que te estaba viendo?

Él suelta una carcajada e ignora completamente mi pregunta— Buenos días, demente.

— No me respondiste pero.. buenos días azul

Noté como sonrió ladino escasamente y amaba ese gesto, me acurruqué más, envolviendo mis brazos en su torso y descansé mi mejilla en su pecho, poniéndome lo más cómoda posible 

— Si así se siente amanecer a tu lado.. entonces por favor cásate conmigo— dijo con una voz sumamente dormida

— ¿Qué?— le pregunto extrañada.

No me respondió ya que rápidamente se volvió a quedar dormido ¿escuché bien? Tal vez me confundí.. pero no pude evitar sentirme feliz aunque no supiera muy bien el porque

Después de dormir un poco más, la alarma que Axel programó para llevarme de vuelta a mi casa sonó, con eso nos levantamos de la cama, fuimos hacia el baño y nos bañamos juntos. Al culminar nos vestimos

— ¿Que comeremos hoy?— le pregunto curiosa mientras bajamos las escaleras.

— ¿Que quieres comer?

— A ti, pero eso ya lo hice hace un rato— solté una risilla

El comenzó a reírse de igual manera y de la nada se inclinó para cargarme como si fuera un saco de papas y así comenzó a bajar las escaleras conmigo encima de su hombro.

— ¡Axel, bájame ahora mismo!

— Nop y deja de moverte tanto, podrías caerte— con eso me dio una nalgada, haciéndome dar un respingo ya que no me lo esperaba

Entre risas llegamos al piso de abajo, él finalmente decide bajarme de su hombro y caminamos hacia la cocina, donde al llegar me siento en el taburete de la isla y solo me quedo mirándolo como una tonta enamorada mientras lo veo cocinar.

Cada gesto, cada movimiento, su expresión de concentración al poner un ingrediente en el sartén, todo "él" simplemente era fascinante. Al culminar puso ambos platos en el mesón y comenzamos a comer, todo quedó sumamente delicioso