Epílogo

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Estaba en mi habitación y vi mi reloj de mano,  ya era tarde, tenía que ir a la tienda a comprar unos cuadernos y libros que me faltaban, pronto empezaría la universidad y los necesitaba con urgencia.

Termine de guardar unas cosas en mi bolso y escuché mi celular en mi mesa de noche sonar, al acercarme era un mensaje de Zach:

Estoy afuera linda

Sonreí ante aquel mensaje y salí de mi habitación, baje las escaleras a paso apresurado despidiéndome  de mis tíos en el proceso y salí de la casa, ahí lo vi a él, apoyado en el capo de su auto con sus brazos cruzados, acción que remarcaba un poco sus bíceps en la tela de su camisa y me sonroje un poco cuando esos iris marrones me inspeccionaron por completo.

Le sonreí y él copió mi gesto al instante, se acercó unos pocos pasos hacia a mi dándome un abrazo y un beso corto en mis labios. Me gustaba, de verdad lo hacía y aunque al principio cuando nos conocimos su presencia me era extraña, ahora no puedo imaginarme apartada él, se había vuelto muy importante para mi.

— Vamos, la tienda cerrará en unos minutos si no nos damos prisa— me guiño el ojo y me abrió la puerta del copiloto.

— Lo sé y gracias por llevarme— le digo con sinceridad al momento en que me adentro en el asiento del copiloto. 

— No hay de que, sabes que no tengo problema en ayudarte con cualquier cosa— cerró la puerta y rodeó el auto para luego adentrarse también

Lo encendió y arrancó, por suerte quedaba cerca, tan sólo cinco minutos en auto por lo que llegamos rápidamente. Me quite el cinturón y me moví un poco en mi asiento para darle un beso de despedida

— ¿Te veo luego?— le pregunté

— Sabes que sí— asintió alegre— Me avisas cualquier cosa ¿está bien?

— Ok, gracias nuevamente por traerme— le sonreí— Te amo, adiós.

Con eso me baje del auto y fui a paso apresurado hacia la entrada de la tienda que por suerte aún seguía abierta.

Al entrar, la campanilla de la puerta sonó, llamando la atención del cajero, Kelz. Era un chico de mi edad, trabajaba a medio tiempo aquí y era alto de cabello rojizo, pecas, ojos cafés y siempre usaba unos lentes transparentes circulares que lo hacían lucir realmente bien.

— Hey, Aurora— me dedica una sonrisa ladeada al reconocerme— ¿En que puedo ayudarte?— me pregunto amablemente.

— En nada Kelz, ya conozco perfectamente la tienda, gracias— le sonreí— Vine a comprar algunos libros que necesito 

— Muy bien, que te diviertas— canturrea antes de sentarse en su taburete y comenzar a leer un cómic.

Ladee mi cabeza con diversión y me dirigí hacia uno de los estantes donde comencé mi buscada y poco a poco fui encontrando todos los libros que necesitaba. Solo me faltaba uno, pero no lograba conseguirlo por más que buscara, así que me dirigí de vuelta hacia Kelz y le pregunté si tenían el libro en la tienda, él me dijo que sí, que se encontraba en el penúltimo estante y allí fui.

Y tenía razón, ahí estaba, por lo que lo tome, pero al hacerlo se cayeron dos libros más, maldecí internamente por lo torpe que fui y recogí los libros que se cayeron al suelo. Al ponerme nuevamente de pie me paralice por completo

Al final del arcoíris © [ ✓ ] ¡DISPONIBLE EN FÍSICO! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora