CAPITULO 2

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La familia imperial rusa no son muy sociales, rara vez se les ve en público; la primera vez que los vi fue en la presentación oficial ante la sociedad de Martina hace cinco años atrás, el Zar Arthur Romanov era un hombre en verdad apuesto, un hombre musculoso tal alto como mi padre, cabellos rubios y lisos hasta los hombros con unos increíbles ojos azules tan azules como el océano que reinaba.

Su esposa, La Zarina Ariana Jūratė de Romanov, era una mujer de belleza sin igual de unos cabellos negros azabache largos muy ondulados casi rizados, tez blanca, una figura con curvas casi irreales, ojos de un color ámbar tan hermosos que parecían sacados de la cámara de ámbar del palacio del catalina tsarskoye selo en Rusia.

Su único hijo el príncipe Coonor Romanov Jūratė, con tan solo catorce años en aquella época; ya era bastante alto, con los mismos ojos que su padre, esos ojos tan azules que cuando los vi por primera vez creí perderme en ellos, sus cabellos negros iguales a los de su madre a mitad de espalda, pero lisos como los de su padre. Eh igual de reservado que ellos.

Mi familia mantenía buenas relaciones personales como comerciales con ellos por ello se presentaron en aquella ocasión, ellos nunca de dirigen la palabra a otros invitados, solo con mi familia dialogaban.

Para el evento mi madre accedió a mi suplica de ponerme un vestido negro con un hermoso bordado de flores doradas, mi cabello lo lleve con un Semi recogido con las horquillas de rosas rojas junto a un collar de igual forma que mi padre me regalo por mi cumpleaños número diez en la pasada primavera, es una tradición a esa edad se nos prueba si somos dignos de la familia, tanto mis hermanas como hermano habían recibido algo especial, Adrián recibió el emblema de la familia un medallón con el símbolo del hijo del dragón como se le conoce al emblema familiar; Martina recibió un juego de horquillas en forma de lirios, sus favoritos junto a un collar con el mismo tipo de flores; Christina igual recibió horquillas y un collar con flores de gardenias muy bellas flores debo decir, pero yo amaba los rosas en todos sus colores eran tan hermosas eh independientes y eso era lo que más ama de esas flores.

Me acerque a mi madre pues no quería socializar con nadie no era un lugar de mi agrado.

-Madre puedo retirarme ¿por favor? -pedí en toda inocencia.

-Rose sabes que ningún miembro de la familia debe retirarse, somos los anfitriones, querida hija. Dijo mi madre comprensiva; en ese momento se acercó mi padre con los Zares de Rusia, la verdad el zar y su hijo lograban ponerme nerviosa con solo una mirada, ya no había modo de escapar.

-Zar Arthur permítame presentarle a la menor de mis hijas La princesa Rose Drăculeștí. Dijo mi padre, yo ya estaba muy pálida, ese hombre poseída una mirada muy penetrante pero no podía escapar tenía que hacer reverencia como es debido.

-Princesa Rose es un placer conocer a la más joven del linaje Drăculeștí- dijo el Zar haciendo una reverencia.

-El placer es mío su majestad, es un placer conocer al monarca de Rusia -dije haciendo una profunda reverencia sin mirarlo a los ojos.

-princesa permítame presentarle a mi esposa e hijo. Dijo el zar señalando primero a su esposa.

-Un gusto conocerte princesa Rose soy Ariana Jūratė de Romanov, eres igual de bellas que tus hermanas. Dijo haciendo una corta reverencia.

-Agradezco sus palabras majestad, si usted me lo permite decirlo es una mujer muy bella. Dije muy sincera, esa mujer al contrario de su esposo poseía la misma mirada tierna de mi madre.

-ohh que joven tan encantadora, ven te presentare a mi hijo. Dijo la zarina poniendo su mano en mi hombro y haciendo un gesto a su hijo para que se presentara.

La Emperatriz Del Ocèano.Where stories live. Discover now