XIII - Los Bosques de Drogón (Pt.2)

299 52 41
                                    

Los bosques de Drogón eran un conjunto de bosques de vegetación nativa diversa separados entre sí por verdes llanuras y extensos campos trabajados para la siembra y cosecha, así como para la crianza del ganado, por lo que se movieron a buen ritmo hasta que el sol terminó de salir aquella mañana, sin embargo, algo distinto trajo aquel amanecer y es que los rayos del sol comenzaron a entrar débiles y difusos mientras una espesa masa de nubes negras parecía irse acrecentando en todo el territorio. Aquello Taka ya lo había visto en Lobozoth, por lo que supuso que de cierta forma aquellas criaturas arrastraban consigo cierto tipo de magia, conjuro o maldición misteriosa que iba oscureciendo los cielos, negándole la entrada a la luz. Meditó en ello un instante concluyendo que tenía cierta lógica, la mayoría de aquellas criaturas hacían de la oscuridad su forma de vida, aborrecían la luz. Una tierra sin día sería un infierno para los humanos, no obstante, para aquellas criaturas seguramente era el paraíso prometido.

Cabalgaron dos días entre los bosques antes de salir al camino principal. Comieron, descansaron y durmieron lo menos posible durante aquel periodo, los chicos estaban cansados y el dolor de la herida seguía atormentando a Taka a pesar de que se estaba curando. Erly había demostrado ser una buena guía y los muchachos se habían obligado a contener sus reclamos en pos de agilizar el viaje. Sabían que no podían perder el tiempo, llegar a Flemister era la prioridad, pues era claro que tarde o temprano aquellas temibles criaturas irían tras ellos.

—¿Qué crees que le haya pasado a papá? —le susurró Didi a Ereas con tristeza mientras se sostenían de la mano junto al fuego— ¿Y a Ougín? —agregó.

Estaban envueltos en sus capas protegiéndose del frío, Erly dormía mientras la criada terminaba de ocuparse de Momo y el bebé, Taka se mantenía vigilante ante cualquier amenaza mientras se llevaba un trozo de carne seca a la boca. Los últimos días ambos muchachos habían estado muy cercanos el uno del otro, algo entendible considerando lo trágico que habían resultado los sucesos dentro del castillo. Taka no podía evitar pensar en todo aquello que le había platicado Peter, y también Varys, ¿Sería verdad que el rey elfo estaba dispuesto a dar lo que sea por educar al muchacho? Separar a Ereas de su familia iba a significar una tragedia terrible. No quiso ni imaginar cómo llevaría a cabo todo aquello. Ni siquiera estaba seguro de hacerlo por momentos, por lo que hasta ese entonces solo se dedicaba a observar. Debía pensar en algo, trazar algún plan.

—No lo sé —le susurró Ereas melancólico— Papá sabe defenderse bien y Ougín... —suspiró—solo le ruego a Thal que se apiade de ellos. Si tan solo... —, pero no pudo terminar la frase. Guardó silencio mientras su mirada triste se perdía en medio de las llamas. En el fondo sabía cuál había sido su destino. Había escuchado decir que la invasión había sido perpetrada por monstruos y los monstruos no tomaban prisioneros, se lamentó mientras intentaba ahogar sus temores.

—¿Qué será de nosotros cuando lleguemos a Flemister? —se preguntó Didi entonces con cierta preocupación mientras le arreglaba el cabello— Mamá ya no podrá ejercer como reina y estaremos en una tierra que no es nuestra ¿Qué harán con nosotros?

Ereas se quedó perplejo, ni siquiera había pensado en ello. Solo se había concentrado en mantenerse vivo. Después de todo eso era lo que importaba en esos momentos ¿No?

Fue al otro día que el asunto estalló. Taka se había entregado a unas cuantas horas de sueño mientras Erly preparaba algo para el desayuno cuando súbitamente los histéricos gritos de Didi lo despertaron.

—¡Yo no voy a casarme con él! ¡Tendrás que llevarme amarrada porque te juro que yo antes me quito la vida! —espetó.

—Didi escúchame... —intentaba de hablarle su madre.

—¿Pero qué está pasando aquí? ¡Maldita sea! —preguntó Taka asustado mientras veía a Didi apretar los puños desafiante en contra de su madre que inútilmente intentaba calmarla. El bebé había empezado a llorar pese a los inútiles intentos de la criada para que volviera a dormir.

El Alzamiento De Las SombrasWhere stories live. Discover now