III. Probando las aguas

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Salieron del agua, sentándose en una banca vacía y comenzando a platicar un poco Paola nota lo peculiar que era Diana.

Es decir, ¿quién en su sabor juicio quisiera ser un pez? En otras circunstancias Paola hubiera creído que eso era cosa de locos, pero estamos hablando de Diana, y con ella todo era diferente.

—¿Sabías que el pez luna es el más grande del mundo? ¡1.000 kg! ¿Puedes creerlo? —exclama Diana emocionada con una sonrisa—. Ellos comen crustáceos, salpa, algas y larvas de peces, y deben comer mucho para mantenerse así de grandes —extiende sus manos de lado a lado enfatizando su punto, queriendo así mostrar dramáticamente su tamaño.

—Qué curioso —dice Paola atentamente y sonriendo—. Gracias por el dato.

Diana sonríe aún más.

—¡De nada!

Y de nuevo ella empezó a hablar de peces y más peces, cosa que no le molestaba a Paola porque le gustaba ver a la chica toda emocionada.

Luego de rato, dos chicas se acercan hacia donde estaban ellas, todas mojadas y con una toalla cada una en sus manos.

—¡Hola, chicas! —Diana saluda energéticamente hacia ellas—. Estaba hablando con Paola sobre peces.

—Lo notamos —ríe Amanda, dándole una toalla para que se secase—. Ten, no queremos que te dé un resfriado.

—Sipi, gracias —empieza a secarse bruscamente y sin tacto alguno su cuerpo y cabello.

—Paola, ¿verdad? —deja de mirar hacia la chica pez para centrarse en la persona que le estaba hablando.

—Sí, ¿y ustedes son?

—Soy Regina —se apunta a si misma—, y ella es Amanda —apunta a la chica con lentes—. Ambas somos amigas de Diana.

—¡Mejores amigas!

—Disculpa —habla, escondiendo su sonrísa—. Ambas somos mejores amigas de Diana.

—Oh, pues, un gusto —musita torpemente, sintiendo sus mejillas ponerse rojas por la vergüenza. No era buena socializando.

—Igualmente —ellas se sentaron junto a Diana y Paola, y le siguieron la plática sobre peces, y de seguirle fue más de escucharla hablar y hablar.

El sol se estaba escondiendo, y Paola le hizo la promesa a Diana que se volverían a ver la siguiente semana, el mismo día y a la misma hora.

Se despidieron, y cada quien se fue por su lado.

La chica que soñaba ser un pezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora