Nuevo Hogar.

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-Escuche que la elite de Hades son todos omegas, y todos ellos son hermosos. 

Kokalo estaba especialmente entusiasmado por ello, nunca habían entrado en batalla y las veces en las cuales su ejército se topó con algunos espectros, eran de clase inferior, todos feos, uno mas feo que el otro y sumamente cobardes. 

Recordaba haber aplastado con la suela de su zapato a una rana que hablaba y caminaba como un hombre, o algo parecido, sin embargo, también recordaba escuchar que la belleza de los espectros era sublime. 

-Y que todos los soldados de Poseidón son omegas, peleó por defenderlos hace una guerra, eso es honorable. 

Ema pensaba que estaban pisando terreno peligroso, porque a Medusa no le gustaba que hablaran de omegas o alfas, no le gustaba que mencionaran el nombre de Poseidón, y ella tenía razón, no era justo que hablaran de quien le hizo tanto daño. 

-No eres feo, Ema, estoy seguro de que si les demostramos nuestras dotes guerreras, sabrán apreciarnos. 

Ema no respondió sus palabras, pero la Medusa si, riendose de las palabras del más alto de los generales de Ares, encontrando sumamente gracioso que solo pensaran en compañía, en un momento como ese, que se olvidaran de sus deseos por destruir o matar, por pelear, solo por la perspectiva de tener compañía. 

-No te molestes Medusa, pero al pelear tanto tiempo contigo, es como si fueras nuestra hermana y por eso, si Poseidon trata de acercarse a ti de nuevo, le cortaremos la cabeza. 

Ella respondió haciéndole una seña obscena que no era para nada una actitud amable, mucho menos viniendo de una mujer o de una omega, así que Phobos se rió al verla, pensando que nunca cambiaría, aunque, no estaba seguro de donde suponían que habían sacado todos sus retratos, porque Medusa, aunque era bellísima, no era una mujer delicada, era fuerte, era dura, o tal vez, después de la traición de Athena, había cambiado demasiado. 

-Pero, estoy seguro que lo único que te molesta es que no pudiste ver la caída de la diosa Athena. 

Phobos la conocía demasiado bien, pensó, sonriendo esta vez, pensando que habría sido toda una visión el momento en el que su cabeza cayera dando giros, rodando hasta caer en el suelo, cubierta de sangre, derrotada, pero, solo era un envase, no era la Athena real, sino alguien cuyo cuerpo robaba. 

-Solo fue su envase, así que yo estaré en el momento en que Athena caiga, cuando su cabeza sea cortada de su cuerpo por la justa espada de nuestro dios Ares, el único alfa que no persigue omegas como un demente. 

Kokalo, que era un guerrero poderoso y alto, demasiado fuerte y salvaje, comenzó a reirse, observando el sitio donde tomarian residencia, no era para nada desagradable y podrían entrenar durante el tiempo que tuvieran que esperar, para salir a la batalla. 

-¿Eso crees? 

Medusa arqueo una ceja, preguntándose de qué le estaba hablando Kokalo, que no era más que un salvaje, quien cruzando sus brazos podía ver la forma pacífica en la cual actuaba su dios en compañía de Hefesto, el dios de las máquinas que tanto le interesaban, muchas de ellas armas, y cómo, poco a poco después de aquella primera visita, fue cambiando su actitud enloquecida, por una mucho más justa. 

-Yo digo que Ares quiere yacer en las sabanas de Afrodita. 

Pero sin Afrodita en ellas esta ocasión, podía verlo en la forma en la cual Ares trataba a Hefesto, como si fuera su consorte o algo parecido, porque aún recordaba varias ocasiones en las cuales alguno de sus aliados se atrevió a contradecir sus posturas, esto nunca terminaba nada bien, además, cuando se enojaba llegó a gritarle a la diosa del Amor, a su hermana, aun a su propio padre. 

Cacería.Where stories live. Discover now