Traición.

382 61 88
                                    

Tenma tenía una vida tranquila en el orfanato, a su lado estaban sus amigos, sus hermanos, Alone y Sasha, Alone era un chico rubio, Sasha era una pequeña de cabello morado, ambos le trataban con cariño, aun las personas de ese orfanato lo protegían, especialmente dos sacerdotes que cuidaban de todos los niños de ese sitio, uno de cabello negro, otro rubio, de lentes, que casi nunca sonreía. 

En el sitio donde creció no había diferencia entre alfas, omegas o betas, él era un omega, el único omega del orfanato, Alone y Sasha eran alfas, aunque eran ellos quienes protegían a la pequeña de cabello claro, de mirada amable. 

El se sentía seguro en ese lugar, creía que no importaba su segundo sexo, que nada malo podría pasarles, porque estaban juntos, porque se cuidarian entre ellos, pero entonces llegó el santo de sagitario, un hombre de mirada amable, que llegaba buscando a un pequeño con sus características. 

-¿Quien es Tenma? 

Pregunto, tratando de sonreirles, extendiendo una de sus manos al que pensó era Tenma, equivocándose, porque señaló al joven Alone, que negó eso, pero se colocó entre ellos, como si fuera un escudo, alguna clase de protección, Sasha colocó sus manos en los hombros de Tenma, como si no quisieran que se alejara de ellos. 

-Vengo del Santuario y Tenma es de suma importancia para nosotros, así que, por favor, déjenme llevarlo a donde debe estar. 

Los dos niños se observaron entre sí, para después dejarlo ir, aunque sabía que no estaban contentos por ellos, así que les prometió en silencio regresar a ese orfanato, les prometió que volverían a verse de nuevo. 

-Athena te está esperando Tenma… no podemos dejarla esperar. 

Sisyphus en ese momento aun no sabia bien que Athena despreciaba a los omegas, que no aceptaría a un pegaso que no fuera un alfa, suponía Tenma, que siguió obediente al santo dorado, que ingresando a la sala del trono, colocando una mano en su hombro casi todo el tiempo, se inclinó, haciendo que el hiciera lo mismo. 

-Mi señora, le he traído al pegaso… 

Athena sonrió al principio, con una expresión que le hizo estremecer de momento, preguntandose si se suponía que una diosa benigna podía tener esa mirada, pero no lo creia, no creia que fuera asi, pero, aun asi, espero por lo que la diosa deseaba decirle. 

-Un reemplazo mi querido arquero… o un compañero de juegos… 

Tenma no entendió esas palabras, pero espero por ser visto por su diosa, quien sosteniendo su barbilla mantuvo su sonrisa, pero esta fue modificándose lentamente, transformándose en desagrado, en repulsión, especialmente cuando aspiró su aroma, percatandose de su segundo sexo. 

-Un omega… 

Susurro, llevando su mano a su nariz y a su boca, casi como si le diera náuseas lo que decían era el perfume natural de todo omega, una fragancia dulce que en general llamaba a los omegas, los seducía. 

-¿Acaso te has estado revolcando con omegas? 

Eso lo dijo con furia y desagrado, apartándose lo suficiente de Tenma, que no supo qué hacer, observando al arquero que tampoco entendía el comportamiento de su diosa, que solo hablaba con Sage, con el o con Aspros, pero no aceptaba a nadie más en su sala del trono, que con cada año que pasaba se volvía mucho más ominosa. 

-Yo… yo soy… un omega… 

Athena por un momento quiso atacarlo, de eso se dio cuenta Tenma y aun el santo de sagitario, que se colocó como una barrera, tal vez, creyendo que esa mujer podía matarlo, quien le dio la espalda, respirando un poco más lento, menos profundo, como si no quisiera sentir su aroma. 

Cacería.Where stories live. Discover now