5| 𓇬 Acercamientos 𓇬

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Capítulo 5

☽••|𓇬|••☾

3 de Noviembre, 2016


Con lo ocurrido en la noche anterior casi no pude pegar el ojo, fui a la universidad a duras penas y por suerte todo estuvo en calma. Estaba a punto de salir de la casa cuando escuché que Dalila me llamó, me giré y la enfrenté. Había algo en su rostro que me decía que algo no estaba bien o que al menos lo que me diría no sería agradable. Las alertas en mi cabeza se dispararon y comencé a imaginar innumerables malas noticias que podrían tener algo que ver con papá. Pero todo terminó cuando ella espetó sin rodeos:

—Renuncio.

—¿Qué? —murmuré, incapaz de creerlo.

No, no, no.

—Lo siento, Anneliese. Sé que debí avisarte con tiempo, pero las cosas no van bien con mi embarazo y...—

—No me habías dicho que estabas embarazada —la interrumpí. Mi angustia aumentó cuando imaginé a Dalila cargando a mi padre.

—Ni yo. Me enteré hace una semana y esta mañana descubrí que era un embarazo de alto riesgo y que necesito reposo absoluto —me dijo y noté cuánto lo lamentaba.

Definitivamente el destino, la vida o lo que sea, estaba siendo cruel conmigo y mi familia. ¿Cómo era posible que todo me saliera mal?

Le di a Dalila una pequeña sonrisa para tranquilizarla.

—No te preocupes, llamaré a la agencia para solicitar otra enfermera. Mientras tanto, Jace, Nathalie y yo cuidaremos de papá. Ve a casa y cuídate bien.

—Gracias por entender. Me quedaré hasta mañana y dejaré todo como siempre. Hablé con Benjamin y los chicos antes para informarles. De nuevo, lo siento mucho.

Me dio un abrazo y se marchó a la cocina.

Me quedé dentro de la casa por un momento, sintiendo que el nudo en mi garganta me ahogaba más y más. Pero me negué a romperme, salí de inmediato, me subí a mi auto y me dirigí hacia el club.

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Cuando llegué al Edén fui directamente a mi camerino. En el momento en que abrí la puerta me detuve en seco y fruncí el ceño, sobre mi mesa de maquillaje había un hermoso arreglo de rosas y una caja rectangular aterciopelada que destacaba entre todo.

Y ahí estaba, de nuevo él.

—Chica, tienes suerte. Has acaparado la atención del pez más gordo y además, es un bombón —dijo alguien detrás de mí. Giré hacia Yuridia, mi compañera, y torcí el gesto.

—¿De qué estás hablando?

—De Stephen Jefferson, obviamente.

Apreté la mandíbula. De solo escuchar su nombre mi cuerpo reaccionaba.

—Te equivocas. Yo no...—

Mi compañera me interrumpió con una risa burlona.

—Vamos, Cherry. No engañas a ninguna de nosotras con tu cara de mustia. Todas sabemos que eres una cualquiera —dijo con sorna.

El Precio De Una Obsesión © | Completa ✅  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora