7| 𓇬 Calma antes de la tormenta 𓇬

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Capítulo 7

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Deseaba hacerlo, pero no lo haría. No bajo las influencias del alcohol.

—Para mí sí —dije apartando la mirada.

Si seguía viéndolo podía caer en la tentación. No debía olvidar que cuando lo conocí me trató como a una cualquiera, fue un patán y lo tendré presente siempre.

Me aparté de él y traté de mantenerme de pie, pero me tambaleé y casi caigo, si no fuera porque él me agarró de la cintura.

—Tenga cuidado —murmuró.

Hizo un ligero gesto de desagrado y yo fruncí el ceño.

—¿Qué sucede?

—No debería de ingerir alcohol si no puede con eso —comentó afianzando su agarre— Es peligroso, hay muchos imbéciles que se aprovechan de eso para hacer de las suyas.

Asentí.

Él tenía razón y era una lástima que la situación para nosotras las mujeres fuera así. Ya no podíamos salir sin miedo a que nos pasara algo, cualquier cosa era una invitación clara para la gente mala.

—Yo… no…

—La llevo a su casa.

No dió lugar a réplicas, me llevó hasta afuera de los baños del bar. Busqué a Emma con la mirada y le pedí a Jefferson que me ayudara, pero no había rastros de ella. El bartender nos informó que se había ido con un chico. No estaba segura de querer irme sin ella así que le marqué al celular, pero no respondió.

—No me puedo ir sin ella —le hice saber. Jefferson estuvo de acuerdo y esperamos una respuesta de mi amiga. Minutos más tarde recibí una nota de voz de ella dónde dejaba claro que estaba divirtiéndose, se escuchaba agitada, por no decir otra cosa.

Salí del bar pasada la medianoche, Jefferson fue un completo caballero conmigo y yo estaba muy agradecida con él. Me sentía un poco molesta con Emma por haberme dejado sola, si las cosas se hubieran complicado con aquél borracho y Jefferson no hubiera estado ahí para ayudarme, no sé qué habría pasado.

En el trayecto hacia mi casa Jefferson me ofreció agua y la acepté. Todavía  tenía el estómago un poco revuelto y comenzaba a dolerme la cabeza. Estaba muy arrepentida de haberme puesto así. En poco tiempo llegué a mi destino, Jefferson me ayudó a bajarme del auto y me llevó hasta la puerta de mi casa. Intenté abrir, pero fallé.

—Déjeme ayudarle —ofreció.

Me giré para verlo y casi pierdo el equilibrio, su cercanía era abrumadora.

—Ya he molestado mucho —dije apenada.

Él sonrió.

—No es ninguna molestia. Además, estoy contento de haber estado ahí para ayudarle —dijo guiñándome un ojo.

Sonreí sin poder evitarlo.

No podía creer que aquél hombre pudiera ser así. Quiero decir, la primera noche se mostró como un Adonis que obtenía todo lo que deseaba y si con dinero podía obtenerlo, lo haría sin importar las consecuencias. Siguió con esa actitud hasta ayer. Ahora mismo estaba siendo un verdadero hombre, caballeroso y atento. Y eso no me dejaba indiferente. Aunque en el fondo, había una vocecita que me recordaba cómo fue nuestro primer encuentro y los que siguieron, y por eso prefería mantener las distancias.

El Precio De Una Obsesión © | Completa ✅  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora