Pancito Dulce; CH »All🇦🇷«🔞

❰❰🍮 ∷┊𝐃𝐢́𝐚 3; 𝐝𝐮𝐫𝐦𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨

❝🇮🇹❞

España dejó a su amado hijo junto a su fiel asistente, tenía un viaje de negocios muy importante que determinaría su futuro. Como su pequeño era la única familia que tenía, no podía llevarlo pero tampoco dejarlo sólo así que recurrió a su mano derecha, podía confiar en él.

—Por favor, cuídalo bien—. Pidió el español entregando en las manos del asistente las llaves de la casa. Miró al pequeño Argentina leyendo un libro mientras comía unas galletas. —Es mi estrellita de plata—.

—Puede confiar en mí, su pequeño está en buenas manos—. Italia trató de aseguratle a su jefe, después de todo Argentina ya había estado bajo su cuidado. Lo diferente de la situación era que España debía irse una semana, mucho tiempo lejos de su hijo para él.

—Lo sé...¡Estrella de plata!—. Llamó logrando captar la atención del argentino. —Papi se va, ven a darle un abrazo—. España se arrodilló y esperó con los brazos abiertos a su adorado hijo. Argentina abrazó con fuerza a su padre, ésta vez tendría que estar más tiempo con Italia, ya no sería unas dos horas o un día. —Prométeme que te vas a portar bien con Italia—.

—Lo prometo—. El español sonrió y le dió un beso en la mejilla al menor. —¿Te vas a ir por mucho tiempo?—. Preguntó el pequeño mostrándose triste por tener que estar alejado su padre.

—Será una semana, te voy a traer algo de allá—. España volvió a darle un beso en el cachete y se levantó del suelo. Ahora podía irse tranquilo.

Italia y Argentina se despidieron agitando sus manos estando parados en la entrada de la casa, vieron como el automóvil del español se alejó perdiéndose de vista de los dos. El italiano le propuso al joven preparar pan dulce, algo que al infante le encantaba.

Argentina amasaba una porción de masa, imitando las acciones del mayor. A Italia le gustaba pasar tiempo con el hijo de su jefe, podía enseñarle a cocinar y compartirle algunos gustos por el arte. Lo consideraba como su hermanito menor.

—Italia cuando terminemos de hacer pancitos ¿Podemos terminar de pintar el techo de mi cuarto?—. Preguntó con entusiasmo el menor, el italiano asintió mientras le daba forma a las masitas.

Llenaron toda una bandeja con pancitos dulces y los comieron acompañados de una taza de leche. Argentina terminó su vaso y apresuró a su niñero para ir a terminar lo que habían hecho en el techo de su habitación.

Argentina se colocó el delantal y ayudó a Italia a preparar las paletas de colores y los pinceles. Cómo siempre, cubrieron todos los muebles con un plástico y empezaron a pintar. Plasmaron la entrada al cielo; había nubes y el radiante brillo del sol.

Pasaron aproximadamente una hora, el joven hijo del español bostezó sintiéndose fatigado y jaló el delantal de Italia para tener su atención.

—¿Te cansaste?—. Cuestionó viendo los ojitos cansados del argentino.
—Será mejor que duermas una siesta, continuaremos después—. Italia dejó las paletas y le pidió al menor que lo acompañe al baño, debían quitarse la pintura de las manos y la cara.

Fueron a la sala, el italiano se recostó en sillón más grande, dejó que el pequeño se acostara a su lado y ambos se durmieron profundamente.

➫Día 3✓

Doble actualización, PiolA

Quise escribir algo bonito antes de empezar con los días más subidos de tono 😎👌🏻

A mimir.
Se me cuidan mucho bbus 💕
Bai. ♥️