Capítulo 4

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Seokjin no podía mantener su atención permanentemente en un solo objetivo. 

Uno de sus más grandes defectos era la hiperactividad que le causaban los nervios y la ansiedad cuando se encontraba en situaciones de estrés. 

Sentado, en el reducido espacio de su asiento en el avión, Seokjin no dejaba de mover su piernas arriba y abajo, estrujando continuamente el pobre peluche de alpaca que llevaba en las manos. Aquel peluche se había hecho sumamente especial, ya que lo había elaborado en una de sus salidas con Jae Hwan, lo había llamado RJ. 

Temía incomodar a su compañero de asiento, una señora de aproximadamente cuarenta años, con el semblante sereno y dulce, así que se esforzó por controlarse. 

Sin embargo era difícil. Nunca había tenido la oportunidad de viajar en avión, usualmente cuando viajaba con sus padres, lo hacían en trenes o en auto. 

Fue difícil seguirle el paso a la azafata que daba las indicaciones a seguir durante el vuelo, ya que su atención estaba muy dispersa.

Sus manos temblaron mientras intentaba abrochar el cinturón de seguridad y su corazón dio un vuelco agresivo cuando los motores del avión se encendieron. 

Se aferró con fuerza a su acompañante peludo y cerró los ojos cuando sintió el retortijón en el estómago que le provocó el movimiento de la unidad, al despegar de la pista. 

— ¿Primera vez volando? 

Seokjin se sobresaltó con la voz de la señora a su lado y se giró a mirarla. 

A simple vista parecía de baja estatura, de complexión delgada y rostro dulce, tenía bonitos ojos castaños con brillo inusual en ellos. A pesar de no tener rasgos asiáticos, la mujer le habló en coreano. 

—S-Si — Tartamudeó

— ¿Vas a visitar a tus padres? 

Los ojos de Seokjin se aguaron y su labio inferior tembló ligeramente, pero se tragó sus sentimientos y sonrió forzadamente. — N-No, voy a estudiar. 

— Oh, que bien, muchas felicidades entonces, tus padres deben de estar muy orgullosos. 

—Si, probablemente lo estarían — Soltó en un suspiro. 

La mujer amablemente no le preguntó a qué se refería, y Seokjin agradeció en silencio, ya que no creía ser capaz de responder honestamente sin llorar. 

El muchacho giró su cabeza mirando por la ventanilla el cielo gris y nuboso. 

Eventualmente, Seokjin se durmió, quizá debido al suave ronroneo de los motores y la vibración que provocaba, o tal vez debido al cansancio físico y emocional acumulado de las últimas semanas. 

Clary Hall era una mujer de casi cuarenta años que había dedicado mayor parte de su vida a su trabajo, lo que le regaló grandiosas oportunidades, como mantenerse constantemente en viajes, permitiéndole conocer cada rincón del mundo en el que pudo pensar desde pequeña. 

Pero Clary también era una mujer llena de amor maternal que jamás pudo expresar, y ese era el motivo por el que su corazón se apretó cuando aquel joven con aspecto de cervatillo perdido le miró con sus grandes y tristes ojos fingiendo una sonrisa que no sentía. 

Sabía, por experiencia propia, que no todos podían tener una vida ideal, y le entristeció que aquel niño hubiera experimentado cualquiera que sea el dolor por el que estaba pasando, a tan temprana edad. 

Le causaba mucha ternura como había caído rendido al sueño, con su cabeza golpeando constantemente contra el acrílico de la ventanilla, aferrado fuertemente al gracioso peluche que llevaba en su regazo, temblando incluso si iba envuelto en un gran y grueso abrigo. 

MEMORIES OF US | NAMJIN | MARKSON | ESPECIALWhere stories live. Discover now