Capítulo 8

363 55 5
                                    

Sentía la caliente sensación de ira correr de prisa por todo su torrente sanguíneo mientras caminaba a grandes pasos hacia la puerta del departamento y luego fuera de este hasta las escaleras. 

Bajó a pisotones furiosos tres de los cinco tramos de escaleras que lo separaban de su piso hasta la planta baja. 

Se dejó caer en el descanso a medio camino y suspiró. 

¿Que estaba haciendo?

Sentía ahogarse en sí mismo cada vez que tenía que huir de aquella forma, intentando negar la sensación cálida que sentía en la base de su estómago cada vez que cruzaba miradas con su compañero de cuarto.

Mark no era cobarde, se jactaba siempre de su orgullo y valentía, enfrentando con la frente en alto cualquier situación. 

Sin embargo, aquellos ojos negros y risueños le robaban todo ese valor. 

Sintió pasos bajando la escalera y se levantó de golpe, girándose en dirección del sonido.

Unos escalones por encima de su posición estaba Jackson, tan tranquilo y despreocupado como el primer día que lo conoció. 

Mark bufó, girándose y emprendiendo el camino de nuevo. 

Con rapidez, Jackson lo alcanzó y lo tomó del brazo. 

Fue apenas un segundo el que Mark tuvo para recomponerse de la sorpresa que el fuerte agarre del más bajo le causó. 

Un segundo más y Jackson ahora estaba acorralado entre la pared y el alto y delgado cuerpo de Mark. 

— ¿Que quieres? ¿Eh? ¿Que demonios es lo que quieres? — los ojos de Mark brillaron con odio e incertidumbre. 

— Podría decir lo mismo, Mark, ¿Qué demonios quieres de mí? — Jackson no se dejó amedrentar, incluso cuando su corazón se apretaba en angustia al ver los pozos oscuros que lo miraban como si quisieran despellejarlo — No sé que demonios te hice para que te comportes así conmigo. 

Mark no se movió ni un milímetro incluso cuando Jackson lo empujó con fuerza para liberarse de la presión de su cuerpo sobre él, en cambio la dirección de sus mirada se desvió de los ojos del rubio a sus labios. 

Se relamió los propios consciente de la pesada tensión que caía poco a poco sobre sus cabezas. 

La cabeza de Mark se inclinó un par de centímetros sobre el rostro de Jackson y el cuerpo de este se tensó con expectativa. 

La perfilada nariz del castaño rozó el fuerte músculo de la mandíbula del contrario, tan ligeramente que causó un pequeño temblor en la zona.

Mark respiró profundamente, con la nariz sobre la piel de la mejilla de Jackson, absorbiendo en sobremanera el olor de su compañero.  

No sabía lo que estaba haciendo, su cerebro se había desconectado del resto de su cuerpo y sencillamente estaba dejando que sus más escondidos deseos tomaran el mando. 

— Mark… — El suave susurro de su acompañante lo trajo a la realidad. Abriendo los ojos de repente, se encontró invadiendo el espacio personal de Jackson, que increíblemente estaba quieto y tenso, a la espera del siguiente movimiento, sin embargo, su rostro estaba marcado con determinación. 

— No te muevas más — La casi asfixiante tensión entre ambos estaba cortando uno a uno los nudos de su cordura, acercándose de nuevo a los labios del menor. 

Ese era el motivo por el que usualmente Mark huía. El miedo a perder los estribos. 

Sabía que había algo en aquel rubio que lo hacía querer desprenderse de todas las ataduras que él mismo se había impuesto,  sin embargo, muy dentro de él se rehusaba a aceptarlo. No podía ser así. 

El miedo no podía obligarlo a derrumbar todos sus muros, aquellos que había levantado con tanta precisión, con tanta dedicación. 

No podía y sin embargo ahí estaba, a tres milímetros de destrozarse a sí mismo. 

— Mark, no voy a jugar tu juego — Las manos de Jackson lo tomaron con fuerza del antebrazo y lo empujaron en la dirección contraria, disipando toda la tensión en el momento en el que sus pieles se dejaron de tocar. 

Casi aturdido, el castaño lo miró de vuelta, con la garganta seca y las puntas de los dedos cosquilleando.

Jackson lo miró a los ojos con una galaxia entera brillando en ellos, queriendo sonreír pero siendo incapaz de hacerlo, asintió con la cabeza y continuó camino abajo, hacia algún lugar, dejando a Mark nuevamente solo. 

De nuevo, se encontraba en el mismo lugar, sin saber a que se enfrentaba y sin el valor para hacerlo. 

[...]

Inclinó la cabeza hacia atrás al tiempo que vaciaba el último sorbo de su vaso de whisky. 

Aún sentía la pesada respiración de Mark quemándole la piel del rostro, la caliente presencia del más alto invadiendo su espacio personal. 

Nunca pensó que el travieso enamoramiento que había nacido en él por el castaño, rápidamente echaría raíces, profundas y fuertes, en su corazón. 

En realidad Jackson no era el típico hombre conquistador, tenía una personalidad muy vibrante y llamativa, lo que lo hacía extremadamente social y amigable, pero en el interior vivía un joven enamoradizo y fiel, con los sentimientos de oro bien guardados en un frágil cofre de cristal. 

Fue poco tiempo atrás, cuando los ronquidos de un cansado Namjoon no lo habían dejado dormir, que de pronto se vio pensando en la sonrisa cálida y de colmillos sobresalientes de su compañero de cuarto, sonrisa que nunca iba dirigida a él y que guardaba como el tesoro robado mejor protegido.

Pensó en los discretos cuidados que el castaño tenía con Seokjin y se sintió celoso. 

Celoso por que el soñador Jackson deseaba ser el blanco de sus risas y el dueño de sus cuidados.

La escena de una horas atrás solo fue una cruda coincidencia.

Mark no lo deseaba de la misma forma que él y Jackson no estaba dispuesto a seguir su juego.

— Hola, ¿vienes a menudo?

Jackson volvió a la tierra gracias al suave murmurar de una joven pelirroja que le sonreía desde su asiento en la barra, a la izquierda de su puesto. 

— No tanto ¿un trago? 

Si Mark no estaba dispuesto a nada seguro con él, tal vez alguien más podría serlo, mientras tanto, un poco de amor mal dibujado no pintaba nada mal. 

MEMORIES OF US | NAMJIN | MARKSON | ESPECIALWhere stories live. Discover now