MEMORIES OF US | NAMJIN | MARKSON | ESPECIAL

Capítulo 11

El frío matutino comenzaba a provocarle ligeros espasmos en el cuerpo, Namjoon se concentró en el calor que se situaba sobre uno de sus pectorales, sonriendo por la agradable sensación.

Dentro de su ensoñación se concentró en su propia percepción, tratando de localizar el extremo de la manta que le hacía falta para volver a conciliar el sueño exitosamente.

Con sus manos, palpó el colchón y un poco más abajo y sobre sí mismo.

Pero no encontró lo que buscaba.

En su lugar, pudo sentir entre sus palmas, la piel tersa, cálida y suave de unos muslos que lo envolvían con fuerza.

Por sobre su estómago y peligrosamente cerca de zonas de su cuerpo, de las que no quería ser consciente por su propio bienestar, se encontraba la pierna de Seokjin.

Estaba sobrio, un poco mareado, tal vez, por el vuelco de su corazón y las emociones crecientes que aquella imagen le habían provocado.

Estaba demasiado perdido en la forma en que Seokjin se había adherido a él como para pensar en su alrededor. 

Las pestañas del rubio se revolvían divertidamente, sus labios estaban fruncidos en lo que parecía una muy disimulada sonrisa, luego estaba su aliento, dando cosquilleos cerca de su clavícula.

Era una posición demasiado cómoda para romperla.

Pero de la misma manera, era muy íntima.

Lo suficiente para darle repetidos saltos al ritmo de su corazón.

Segundos después, fue consciente, de que, además de la pierna alrededor de su cadera, también uno de los brazos de Seokjin le rodeaba el cuello, con menos fuerza, pero al fin y al cabo lo hacía.

Y no pudo evitar tocarlo.

Porque recordó como aquel chico de la fiesta lo observaba con ojos hambrientos y soñadores a la vez.

Como si el rubio encima de él fuera una de las maravillas más impresionantes del mundo, porque lo era.

Y estaba celoso.

Y también cabreado.

Celoso de no haber sido él quien hubiera llamado la atención del rubio de aquella manera, estaba seguro, que Jin lo veía como su menor cariñoso que podía hacer cualquier cosa por él. 

Y no podía mentir, porque así era.

Namjoon haría cualquier cosa por él. 

Pero también quería aquella faceta.

Donde el rubio estuviera descontrolado, deseoso por su toque o algo más allá, donde pudiera besarlo abiertamente, en público o en la privacidad de su habitación. 

Donde pudiera recorrer sin problema sus largas piernas, con cariño y lujuria como lo hacía en ese preciso momento.

Quería pertenecerle.

Aquel pensamiento lo hizo detenerse.

A unos pocos centímetros de sobrepasar los límites de Seokjin, que por supuesto quería romper y explorar. 

Quería ansiosamente saber cómo se sentiría medir con sus manos la cintura del rubio, que se asomaba por debajo de su camiseta en un arco sutil y elegante.

Suspiró de nuevo, dejando caer su brazo sobre el espacio libre en el colchón y percatándose entonces de la tercera presencia en la habitación. 

–Sabia decisión, estaba a punto de pensar que eras un pervertido, pero solo estás enamorado.

A su lado, a menos de dos metros, en posición de loto y con un cuenco de cereal a la mitad se encontraba Mark.