Psyque en el Templo del Amor [Mo Dao Zu Shi][WangXian][AU]

2. Un estoico guardaespaldas, pero encantador

La mañana siguiente llego tan pronto que casi pareció irreal, o para Wei Wuxian que ya no podia dormir más allá de las siete de la mañana, se vio obligado a despertar, al menos esta vez no se debieron a las constantes pesadillas, por el contrario, un par de ojos color ámbar le visitaron en sus sueños y por primera vez en muchos años no necesito tomar sus calmantes.

Con el buen humor corriendo por sus venas, se levantó en dirección al baño para prepararse, hoy era su primer día en la universidad, después de rogarle al idiota de Wen Chao, que le dejase regresar y retomar sus estudios, odiaba rebajarse, pero al menos consiguió lo que quería, libertad y...tiempo.

Se dirigió al vestidor de la habitación que se le fue asignada desde el primer día que llego a ese lugar...su prisión. Repletas de ropa de diseñador que ni siquiera se les había quitado las etiquetas, para Wei Ying era acumuladores de polvo, por lo que se dirigió a su propia "sección" y eligió entra la ropa que, si le agradaba algo cómodo, pero tampoco que le hiciera parecer un vagabundo.

Se decidió por unos pantalones de lino azul marino, una camisa de color guinda y saco de una vez una chaqueta de botones que combinara, y continuo con su rutina.

Listo para el día de hoy fue a la habitación de su pequeño a quien despertó, el pequeño le recibió con su sonrisa más adorable y un abrazo, Wei Wuxian por su parte compartió un par de besos esquimales con su bebé, antes de ayudarle a levantarse y prepararlo para llevarlo a la guardería.

Madre e hijo bajaron a desayunar, como siempre en la cocina, puesto que el comedor nunca se le haría cómodo, ese lugar era un campo de batalla cada que ese enfermo les exigía acompañarlo, Wei Wuxian nunca estaría ahí, prefería la calidez de la cocina y las atenciones de las cocineras con quien tenía una relación buena, después de todo...varias de ellas cuidaban de A-Yuan cuando Wen Chao se salía de control, así como curar sus heridas.

Fue entonces que recibió la primera sorpresa del día.

Lan WangJi se encontraba desayunando con una pulcritud casi inhumana y las jóvenes cocineras parecían encantadas con el atractivo guardaespaldas, siendo sus cuchicheos cortados en cuanto vieron a Wei Wuxian llegar junto con Yuan.

El guardaespaldas se levantó y saludo con el debido respeto a los recién llegados – Buenos días señor Wei, joven Yuan

Wei Wuxian sonrió – Buenos días Lan WangJi – el joven de plateada mirada bajo su rostro en un ángulo un tanto incomodo mirando a su hijo a quien llevaba en sus brazos, el pequeño también sonrió siendo una copia exacta de su madre y alzo su pequeña mano saludando al guardaespaldas y al personal de cocina.

El desayuno transcurrió normal, como suele suceder cuando Wen Chao se ausenta, esta vez Wei Wuxian sabía que no regresaría hasta dentro de un mes, investigando entre sus cosas de oficina descubrió que se iría a unas islas griegas con su amante, no le importaba con quien se acostara, que se olvidara de ellos, un mes era el tiempo suficiente para poner en marcha su plan, lo único que se interponía era ese nuevo guardaespaldas del que no sabía nada, pero no había problema encontraría la forma de burlarlo y finalmente escapar.

Terminaron sus alimentos y se prepararon para salir de la mansión Wen.

Wen Yuan en ningún momento se despegó de su madre, colgado de su cuello, Wei Wuxian subió junto con él a la parte trasera, con la práctica que tenía no hubo ningún problema y el pequeño Yuan pudo permanecer prensado de su madre todo el tiempo.

Lan WangJi era un hombre cayado, pero también muy atento y Wei Wuxian no sabía cómo lidiar con ello cuando su cercanía no le resultaba invasiva, además se había encargado de cargar no solo con su maleta también con la pañalera de su pequeño, algo a lo que muchos antes se habían negado por considerarlo algo vergonzoso, este hombre en cambio era alguien que jamás creyó existiera, su belleza ya de por si lo hacía inhumo.