Pergamino 0

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Las calles de la ciudad se encontraban vacías y el sonido de los tacones era más evidente.

Una mujer cargada de joyas y vestido elegante corría desesperada sin rumbo fijo, había soportado muchísimas reuniones sociales siendo un florero. Su marido le aterraba y sabía que ésa noche ella cometió el error de interrumpirlo al hablar.

Fue un accidente, Nicolás no había dicho palabra alguna por un par de minutos y eso le dio confianza a Clara para pedir retirarse, pero el hombre habló al mismo tiempo. Ella ya sabía que lo hacía a propósito para tener una razón para humillarla.

No es que necesitara de mucho para hacerlo pero no podía darse el lujo de dejarlo en evidencia enfrente de tantas personas. Sabía que si regresaba a casa la esperaría la paliza de su vida.

Clara no podía más, había hablado con sus padres, con sus hermanas, con sus amigos e incluso con la justicia, pero todos preferían mirar para otro lado, con el tiempo ya no sólo ése hombre la humillaba si no que también sus hijos se sumaban a eso.

Ella nunca los quiso, en parte porque fueron producto de las noches violentas a lado de Nicolás y también porque nunca le llamó la atención tener hijos, tenía muy en claro que la maternidad no era para ella. Aún así nunca los trató mal y mostraba pequeñas señales de cariño, pero ése cerdo manchó sus mentes y los volvió seres egoístas y sádicos.

Se detuvo un momento a recuperar el aliento, tomo entre sus manos el collar de zafiros que traía colgado, >>Ni todo el dinero del mundo compensa un golpe<<, si igual iba a morir en cuánto pusiera un pie en la casa daba lo mismo si lo hacia por su cuenta.

Como último asomo de su voluntad empezó a juntar las piedras más pesadas que encontrara y una a una las metió en los bolsillos de su abrigo >>Nicolás se pondrá fúrico cuando se entere<<, Clara se alegró de que al menos no le daría el gusto de matarla con sus manos y conociendo a ése hombre le desesperaría no poder manejar hasta el más mínimo detalle de su vida.

Con los bolsillos llenos, Clara trepo el barandal del puente. Era una noche fría, el agua debía estar helada y con un poco de suerte tal vez se partiría la cabeza con una de las columnas que sostenían la infraestructura.

Clara no dudo y se lanzó al agua, se partió el cráneo antes de tocarla y ya cuando su cuerpo se sumergió ella estaba muerta. Una sonrisa se veía en su rostro al poder tomar una decisión propia por primera y última vez en su vida.

La Primera ViajeraWhere stories live. Discover now