Pergamino 12

1.6K 224 17
                                    

Despierto al atardecer del siguiente día, el cielo está pintado de naranja y mi mano es sostenida con calidez. La garganta me arde pero aún así intento levantarme sin éxito.

—Rumiko...

Volteo a un lado, Tobirama está aquí y sostiene con firmeza mi mano, por primera vez lo veo desaliñado, vulnerable y débil.

—¿Qué ha pasado?.

—Me alegra tanto de que hayas despertado.

Ignora mi pregunta y como puede me abraza, es reconfortante sentirlo conmigo. Beso su mejilla y acaricio su cara.

—Una tos no me acabará tan fácil.

—Tal vez no debiste salir, sabía que no te sentías muy bien.

—¿Qué ha dicho el doctor?.

—Todavía nada, dijo que debe descartar algo para el diagnóstico final.

Registro la habitación, seguimos con los Hyūga pero sólo estamos él y yo en el cuarto.

—Ayer nosotras...

—Lo sabemos, Kenji fue el primero en advertir que caímos en una trampa, encontramos el carro destrozado y parte del bosque hecho pedazos.

—¿En dónde están los demás?.

—En un salón común, Mito aún tiene la barrera alrededor y Hashirama está planeando otra forma de ataque.

—Ése sujeto es muy poderoso.

—Algo se nos ocurrirá.

Me ayuda a incorporarme y poco a poco voy dando pequeños pasos para reunirme con los demás. Es raro, ayer sentía que me moría pero hoy tengo la sensación de salir de una fiebre.

—¡Rumiko-sensei!.

Los niños Uzumaki corren a abrazarme, Mito, Hashirama, Madara y el chico peliblanco se limitan a mirarme.

—Creimos que algo malo le había pasado.

—Estoy bien, no tienen de que preocuparse.

Veo a un pajarito de madera abandonar la habitación, todos en la sala se preparan.

—Me alegra que estés mejor Rumiko.

Hashirama me sonríe mientras acomoda su armadura, Madara carga varios pergaminos con él e incluso Mito prepara una especie de traje de entrenamiento.

—¿Van a alguna parte?.

—Si queremos ganar tiempo debemos capturar a los bijū.

Tobirama entrecierra los ojos advirtiéndome que yo no estoy contemplada para ir por ellos.

—Por favor...

Junto mis manos y lo veo con lo que quiero creer es una mirada adorable. Él se mantiene serio y abandono toda posibilidad de convencerlo, pero no doy mi brazo a torcer y volteo con Hashirama. Hago mi mejor intento por llorar y de inmediato se pone nervioso.

—T-Tal vez deberíamos llevarla...

—No te dejes manipular aniya.

—Si tú no la quieres llevar puede venir conmigo.

Todos volteamos atónitos con Madara, incluso si lo dice en serio no sé si aceptaría la propuesta. Sé muy bien que el líder no es una persona fácil.

—No es necesario, ella vendrá conmigo, además Rumiko es una pieza fundamental para lo que les plantee.

Mito se levanta elegante, es una mujer con mucha presencia y todos parecen reconocer su autoridad, incluso Tobirama.

La Primera ViajeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora