Pergamino 6

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Mito no ha pronunciado una sola palabra desde que le conté toda la desgracia de ayer. Tiene una mirada seria y todavía no recibe los pergaminos que yo escribí.

— Yo de verdad lo siento Mito-sama, debí haber sido más cuidadosa con ellos.

— ¿Y la información? .

— Yo la pude pasar, palabra por palabra.

Indecisa toma la caja que le ofrezco, se le nota la decepción a leguas y eso me pesa porque ella es una de las dos únicas personas que intentan hacerme sentir bienvenida.

Veo a Miki correr en mi dirección y cuando me alcanza se oculta entre los pliegues de mi kimono ante la atenta mirada de Mito y mía. Las risas no tardan en escucharse y Kenji y su hermana aparecen en la entrada del jardín.

Se detienen en cuanto me ven, a los pocos segundos llega el albino que al parecer estaba jugando con ellos. Es como un juego de miradas, pierde el primero que hable. El niño pelirrojo es el primero en perder el miedo.

— Mito-sensei ¿Ha visto pasar a Miki por aquí?.

— La tiene Rumiko, no sé que le hicieron pero la pobre ardilla vino con ella para esconderse.

La niña retrocede y su hermano por primera vez me sostiene la mirada, el albino se mantiene serio hasta que ve los pergaminos en manos de Mito.

Ella no se da cuenta y simplemente suspira resignada, camina con la caja en brazos y ni siquiera voltea cuando me habla.

— Evaluaré los daños que tuvieron, yo te aviso después.

Se aleja dejándome con mi peor pesadilla, los chicos no tardan en buscar cualquier excusa para alejarse de mí. La ardilla al verse libre de sus perseguidores sale de su escondite, sin embargo no se aleja de mí y de cierta manera asegura que él no intente atacarme físicamente.

— Yo también me retiro.

—¿Los pergaminos eran de Mito?.

—¿Acaso importa? Igual ya no se puede hacer nada.

Me alejo pero agarra mi brazo regresandome a mi lugar, algo que ya se le está haciendo costumbre.

— Te estoy hablando y quiero saber ¿los pergaminos que yo arruiné, eran de Mito?.

— Sí, ahora dejame tranquila.

— Le debiste de haber dicho la verdad.

— La responsabilidad de cuidarlos era mía.

<Y porque te tengo miedo> Si a Mito se le hubiera ocurrido reclamarle a él yo pagaría los platos rotos en cuanto estuviéramos a solas.

— Vamos Miki—.

La ardilla no se mueve y poco a poco vuelve a ocultarse en mi kimono. El albino frunce el ceño pero parece como si estuviera intentando controlarse.

— Nunca me desobedece.

— Si buscas culpables voltea a otro lado que yo no le he hecho nada.

— ¿Estás segura?.

La sola pregunta me ofende, estoy harta de que cualquier cosa que hago resulta sospechosa para éste paranoico.

— Tal vez la has tratado mal y prefirió irse conmigo.

— Lo dudo, Tobirama cuida de ésa ardilla con su vida. Ni siquiera conmigo es tan amable.

Hashirama se acerca, sonriente como siempre. Veo que su hermano lo mira con cierto recelo y entre nosotros se instala un ambiente incómodo.

La Primera ViajeraWhere stories live. Discover now