22- No lo necesito.

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Emma Jhonson.

Con un pequeño dolor de cabeza me desperté, oí como unos susurros en la habitación. Muy extrañada me levanté, miré alrededor de la oscuridad.

Recuerdo que antes de dormir Marco vino a mi habitación, me dio cariño un rato y se fue a dormir porque le dije que no estaba de buen humor. Ahora me siento desorientada y no sé el porqué.

— ¿Emma? —escuché una voz que venía del pasillo de la casa.

¿Quién rayos está en casa a las 3am?

Caminé en dirección por donde oí la voz, que me llevaba hacia las escaleras para bajar hacia el primer piso, ahora se oían susurros súper bajos.

Me acerqué todo lo que pude sin hacer ruido, solo bajé unos cuantos escalones para evitar hacer ruido y que sea quien sea me viera.

—Te callas Elizabeth, ya deja de llamarla que la despertarás, ella no debe saber que aun tienes intenciones de verla, vete ya es tarde y estás ebria.

Para mi sorpresa y desagrado, mi madre, Laura obviamente, hablaba con Elizabeth, la señora que me dio a luz y que por ley es mi madre, pero ajá ya ustedes saben del tema. Por lo que interpreto ha venido a buscarme, como siempre.

¿Pero por qué a esta hora? ¿Por qué está ebria? ¿No podía al menos esperar que ya fuera mañana?

—Necesito hablar con ella, Laura. Ahora mismo. —le suplicó ¿llorando?

Esa perra no debe tener sentimientos, sólo es buena actuando.

—Estas no son horas Elizabeth y por favor no hables fuerte que puedes despertar a alguien. —susurró mi tía.

—Solo dime cuando puedo verla. —sollozó.

Mi tía suspiró vencida y dijo— Luego que le pregunte, si ella lo desea así entonces la verás, si no, ya por favor deja de perturbarla.

Elizabeth bajó la mirada— Solo quiero verla.

Mi tía la miró y con lentitud se acercó y la abrazó— Pronto todo será mejor, ya lo verás Liz.

¿Liz?, no la abraces tía, ella no es una buena persona.

—Hasta pronto Lau. —se despidió Elizabeth.

—Hasta pronto Liz.

No. No será hasta pronto, no quiero que ella vuelva.

Caminé de vuelta a mi habitación y durante lo que restó de madrugada no pude dormir bien.

(...)

—Buenos días rulos. —la voz de Marco hizo acto de presencia en mi habitación.

Levanté la vista y él estaba parado en el marco de la puerta observándome con picaría.

—Bueno días odioso.

Me encontraba sentada en mi cama colocándome un tenis, hoy tengo que salir a un lugar que se me hace muy complicado, pero tendré que ir y hacer lo que pueda.

— ¿A dónde irás hoy? —cuestionó Marco entrando y mirando lo que hacía.

—A casa de una antigua amiga. —dije terminando de ponerme el tenis.

—Yo querer ir contigo. Yo estar aburrido. —musitó tumbándose en mi cama.

Reí— No puedes venir conmigo, digamos que la situación es complicada.

Marco me miró e hizo un puchero. Que chico tan extraño, puede parecer rudo y todo pero tiene un lado tierno.

—Bien, me quedaré con tu tía —rodó los ojos—. No es que me caiga...mal, si no que no sé cómo sacarle conversación a veces.

Mi Amado Problema. (Problemáticos #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora