Maratón 1/3
— Niko, ¿Ya casi terminamos el proyecto? Tengo mucha hambre —
Niko y yo nos encontrábamos haciendo nuestro proyecto de sociología, llevábamos alrededor de dos horas tratando de descifrar las teorías de Carl Marx.
— Joaco, tu siempre tienes hambre, ve a el parque que esta acá a la vuelta y compra algo de comer —
Niko me dio un billete de veinte y salí de su cuarto, el cual apestaba a pubertad.
Camine hacía el pequeño parque y pude ver a un chico de largos rizos vendiendo algún tipo de piedras volcánicas, tal fue mi sorpresa al darme cuenta de que lo que estaba vendiendo eran conchas.
— Hola, disculpa —
El chico de largos rizos se me quedaba viendo muy feo, por un momento pensé que me sacaría una navaja.
— ¿Cuánto cuestan las conchas? —
Nuevamente el chico se me quedó viendo con la mirada perdida.
— sinco varos —
Este chico se me hacía conocido, pero no recuerdo de donde.
— Dame una —
Para ser honesto, la compre más que nada por lastima, se veía que no le estaba llendo muy bien.
— Oye, ¿De que es la concha? —
No sabía si "concha" era la expresión correcta para lo que tenía entre mis manos.
— Umm... Zon de auténtico chocolate de Oaxaca y mil leches —
Bueno, bueno, bueno, otro fan de Aristemo, me hubiera gustado platicar con el, pero tenía prisa. Le dí una mordida a la "concha" y pude sentir como mis papilas gustativas eran masacradas lentamente.
— Están súper buenas —
Diosito, sé que mentir es pecado, pero mayor pecado es dejar a este pobre cholo sacanavajas a la deriva.
— Avr —
Nada más veía como se metía ese trozo de carbón con sabor a patas y sobaco a la boca.
— ¡SUPUTAMADRE! —
Me le quede viendo.
— Memame —
Okey, a lo mejor este morro tiene una autoestima muy alta o le entra duro a los estupefacientes.
— Umm... Me puedes dar otra —
Puedo aguantar un fuerte dolor de estómago y escuchar los regaños de Niko por haberme gastado su dinero, por ver a ese cholo sonriendo.
— Simon bonito —
¿Me dijo bonito?
— ¿Qué? —
— khe¿ —
— sinco baros compa —
Le dí los otros cinco pesos y con los otros diez que me sobraban compre un refresco antes de morir de un empache.
[...]
— ¡COMO QUE TE GASTASTE TODO EL DINERO EN UN PEDAZO DE CARBÓN Y UN REFRESCO DE FRESA! —
Niko no se había tomado del todo bien mi elección de aperitivo, pero ese no era el punto.
— Es que no lo pude evitar Nikolas, el chico que vendía los panes tenía una mirada penetrante —
— Ujum — Niko le dió una mordida a la concha y acto seguido la escupió — La mirada no ha de ser lo único penetrante que tenga —
— ¡Nikolas! —
— Para tu información "el chico de mirada penetrante" al que le diste mi dinero a cambio de ese pedazo de piedra se llama Emilio, va un año adelante que nosotros en la escuela —
Con razón se me había hecho conocido, puede que lo halla visto un par de veces en la escuela.
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El cholo de la panadería | Emiliaco
FanfictionDonde Emilio es un cholo panadero que se enamora de Joaquín al momento de venderle una concha de auténtico chocolate de Oaxaca y mil leches.