10. Infortunio

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Me estaba preparando para mi cita con Emilio, me alegra saber que nuestra amistad a ido creciendo poco a poco. Cuando por fin terminé de arreglarme me dispuse a bajar las escaleras.

— ¡Joaquín te hablan en la puerta! —

Escuche la voz de mi hermana Renata.

— ¿Quién es? —

— Mauricio —

Me golpeé mentalmente. Cada vez que Mauricio asistía a mi casa sin previo aviso, siempre terminaba invitandome a salir.

— Renata nece... —

Pude ver a Canela tropezar entre mis pies al bajar a toda prisa, por inercia solté mi celular para evitar que mi perrita callera de las escaleras. Al levantar el celular pude ver como la pantalla se había estrellado por completo.

— Joaco, ¿Todo bien? —

Preguntó Mauricio el cuál entró a la casa sin permiso.

— No  — Hice un gesto de dolor tocandome el estómago — Mauricio, no me siento muy bien, creo que voy a vomitar, lo mejor será vernos otro día, adiós —

Lo lleve hasta la puerta y cerré con llave. Mi mundo se venía abajo, no tenía forma de comunicarme con Emilio, él tenía mi número, pero yo desconocía el suyo. subí a toda velocidad a mi cuarto.

[...]

Ya habían pasado dos horas y yo seguía esperando que el celular diera una señal de vida.

— ¡Dios por que me castigas! —

Mi hermana entró sin previo aviso.

— ¿Todo bien Joaquín? —

— No Ren, hoy tenía una cita con Emilio y ahora no se ni siquiera en donde es la dichosa taquería —

— ¿Emilio? ¿De casualidad es el amigo de Diego Valdés? —

Y ella como sabe quien es Diego si ni siquiera va en nuestra escuela.

— Ujum, ¿Y tú como...? —

— Listo le mandé mensaje a Diego—

¡Hasta tiene su número! Yo se que Emilio lo quiere mucho, pero si le hace algo a mi hermana lo denuncio con la migra.

— ¿Ya te contestó? —

— No —

— ¿Ahora? —

— No —

— ¿Qué tal ahora? —

— ¡Chingada madre ya te dije que...! — Sonó su celular — ya me respondió —

— Están en casa de Diego, por lo visto no se tomó para nada bien el plantón —

Ay Emilio, perdoname.

— Vámonos —

— ¿Y yo por qué? —

— Por que eres mi hermana y eres la única que conoce la ubicación — La miré fijamente — ¿mamá sabe de tu amistad con Diego? —

— Vámonos —

[...]

Llegamos a la casa de Diego y escuchamos la bocina a todo volumen.

— Culikitaca ti culikitaca ta sabarakatiki taka tiki sabarakatiki taka tiki —

Emilio estaba arriba del sofá bailando kulikitaka.

— AsiAtiCo porkhe invitastez a eL Crop top con paTas¿ —

Si no estuvieras hasta las chanclas de borracho probablemente ya estarías en el hospital.

— Emilio, déjame explicarte —

Se bajó del sofá y se me acercó a una distancia muy comprometedora.

— Te aprobechas por khe stoy bien enkulado y eNaMoraDo deti—

— Emilio, siéntate y cállate —

Diego sentó a Emilio en el sofá.

— Emilio, estás muy ebrio y no sabes lo que dices, hablamos el Lunes en la escuela —

Le dí un beso en la mejilla y me dirigí a la salida. Ví a Renata despedirse igualmente de beso con Diego, lo ví con desaprobación y pude ver como tragó saliva.

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Dato curioso que nadie pidió:

Para crear la historia me inspiré en los tiempos en que Polita trabajaba en la panadería Córcega y era un desastre preparando los panes, básicamente “El cholo de la panadería” es un homenaje a Polita.

El cholo de la panadería | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora