22. Horas antes de navidad

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24 horas para navidad...

Estaba en la casa de mi tío Fercho, me pidió que fuera para hablar sobre el tema del intercambio.

A duras penAs hablo el español y me kiere mandar al extranjero, tas pendejo ahi te ves wey. Pero el echo de que mi bonito también se fuera pal gabacho me hacia pensarlo dos veces.

— La beca lleva todos los gastos, hospedaje, comidas, vuelo de avión. Es una oportunidad que no te volveran a dar Emilio; no eres el mejor estudiante, pero cuando le ofrecí la beca a Joaquín tomé la decisión de pensar en tu futuro, le pedí varios favores al rector de la universidad para que te permitieran realizar tu último año de prepa —

Osea khe mi 6.5 no fue lo que me consiguió la beca¿

— ¿Eso kiere decir que mi Joaquín y yo estaremos en la misma clase? —

— No te puedo asegurar nada, pero lo más probable es que sí — El Fercho suspiró — Ya hablé con tu madre sobre el tema, está encantada con el hecho de que asistas a una escuela de intercambio, solo falta que confirmes —

Me mie, bueno casi por que traigo un pañalito.

— No lo sé tío, mi vida está aqui en México, mis amigos, mi familia, la panadería. Dame tiempo para pensarlo —

Me dirigí a la puerta principal.

— Está bien, Emilio. Pero recuerda, no puedo guardarte la beca por mucho tiempo. Feliz navidad, sobrino —

— Feliz navidad, Fercho — Sonreí.

Sali de la casa y me dirigí en busca de mi ojos de arroz, necesitábamos hablar sobre el futuro de la panadería.

19 horas para navidad...

— ¡¿Cómo que me vas a dar tu parte de la panadería?! —

Nmms pinche asiático, casi me revientas un tímpano.

— Asies — Lo tomé del hombro — Diego, conoces las recetas de los panes, sabes administrar el negocio, todo mundo viene a comprar solamente para ver tu perfil de dios griego, te ira bien sin mi por un tiempo, aparte tienes al Jonás, khe podría salir mal? —

Diego bajó la mirada hacía el mostrador de la panadería, tomó una carta y me la entregó.

— Es de Jonás. Es momento de cerrar la panadería, es noche buena y me tengo que alistar para la cena —

El ojos de rendija cerró el local y se fue a su casa. Yo me quedé en la parte trasera de la panadería para poder estar en paz unos minutos. Decidí leer la carta que el moreno me había dejado.

Emilio.

No tengo palabras para demostrarte mi gratitud, nuestra amistad comenzó en un lugar poco habitual y fue creciendo hasta el punto de volvernos socios comerciales. Tú y Diego se convirtieron en mis mejores amigos, pero a llegado el momento de despedirme. Mi familia me necesita y es por ese motivo que he decidido regresar a mi pueblo para solucionar los problemas por los cuales están pasando mis padres; esto no es un adiós, sinó más bien un hasta pronto. Algún día nuestros caminos se volverán a cruzar y ten por seguro que será más pronto de lo que crees.

El cholo de la panadería | EmiliacoWhere stories live. Discover now