25. El día que todo cambió

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— Amor, levántate, tenemos que terminar de alistar las maletas —

Sentí un tirón en la pierna.

— Joaco, cinco minutitos más, el vuelo es a medio día —

— Emilio, son las diez de la mañana —

Alaberga, me pare de la cama del bonito dispuesto a ir a mi kasa por mis cosas.

— Adios ermozo, nos vemos en el aeropuerto — Le di un beso en los labios.

— Emi, por favor bañate, no creo soportar tu olor a puberto durante todo el vuelo —

Pero si huelo a rosas

[...]

Tenía todo listo, la ropa, el pasaporte, la visa y los boletos de avión, solamente quedaba decir adiós a todas mis amistades.

— Emilio hay que darnos prisa — Dijo mi gfa.

— Ama, cree que podamos pasar a despedirnos de Petra y de Diego¿ —

Mi progenitora me veía toda achicopalada.

— Emilio, no hay tiempo, tenemos diez minutos para llegar al aeropuerto, puedes llamarles después por teléfono —

— Está bien —

Tomé mi maleta y sali por la puerta de mi casita de Infonavit para dirigirme a ver a mi novio.

¡TENGO UNA VACA LECHERA, NO ES UNA VACA CUALQUIERA, ME DA LECHE CONDENSADA, AY QUE VACA TAN SALDA, TÓLON TÓLON, TÓLON TÓLON!

•••

— ¡Joaquín, date prisa! —

— Ya voy mamá — Miré mi armario medio vacío — llevo cuatro maletas de ropa y todavía me faltan otras cinco —

Escuché la puerta de mi cuarto abrirse.

— Joa... — Renata se me quedó viendo — Wow, no crees que estás exageraba un poco. Solamente llévate lo necesario, cuando llegues a estados unidos puedes ir a comprar más ropa —

Ay no... Eso sí jamás.

— Mejor ayudame a cerrar la maleta —

Me senté sobre la maleta para que Renata la pudiera cerrar.

— Chicos apurenle, tenemos el tiempo encima —

— ¡Ya vamos mamá! — Dijimos al unísono.

[...]

Las pequeñas gotas de lluvía se estampaban contra la venta del carro, muestras últimas horas en México, el inicio de una nueva etapa siempre es aterrador, pero si Emilio estaba a mi lado todo sería más fácil.

Una vez que llegamos al aeropuerto llevamos las maletas a revisión para así tener todo listo. Faltaban un par de minutos para que el avión despegara y ni rastros de Emilio.

— ¡Suegrita, Amor, Cuñada, ya llegué! —

Vi a mi novio cargando dos bolsas negras las cuales aparentemente llevaban en su interior su ropa. Podrás sacar al cholo del barrio, pero nunca el barrio del cholo.

— Corre Emi, tenemos diez minutos —

— Tal vez si ALGUIEN me ayudara sería más rápido —

Miré a mi cholo saca navajas.

— Tienes razón Amor. Renata ayúdale, que no ves que vamos tarde —

— ¡Esperen! —

Los dos volteamos al escuchar una voz tan familiar. Era Diego acompañado de una señora de mediana edad.

— ¡Yamete kudasai! ¡Petra! —

Emilio corrió a abrazarlos mientras yo lo veía todo confundido.

— Yo le dije que viniera — Dijo Renata.

— Amor, apenas alcancé a llegar — Diego le dió un beso en los labios a Renata — Hola cuñado —

AGARRENME POR QUE LO MATO!!!

El vuelo 255 con destino a Massachusetts está apunto de despegar, favor de subir abordo —

Se escuchó en la bocina del aeropuerto.

— Emi, ya nos tenemos que... —

Al voltearme vi a Emilio intentando meter a Diego en una de sus maletas.

— Si logré traficarlo desde china a lo mejor también pueda esta ves —

— Emilio — Lo miré con cara de tristeza.

— Zi zi zi ya sé, ya voy bonito —

Nos despedimos de nuestros amigos y familiares esperando el inicio de una nueva vida.

[...]

Me encontraba plácidamente dormido hasta que sentí al castaño a mi lado moverme.

— Chulo, kieres un pan¿ —

¿De dónde diablos había sacado un pan en pleno vuelo?

— Umm... Sí — Dije extrañado.

— Bombas de azúcar, tus favoritas —

Vi el pequeño pan rosa con deseo y lo mordí, hice una mueca de asco.

— ¡¿Emilio, por qué el pan sabe a cola?! —

— Como diría mi mariposa de barrio. AunquE sea de cOntraBando, auNque zea de Bez en cuanDo perO, ámameeEee —

Nada que no halla probado antes.

— Eres un baboso — le dí un beso en la mejilla.

— Pero amas a este baboso —

Escuchamos la voz de la sobrecargo en la bocina.

— Me complace anunciarles que estaremos aterrizando a Massachusetts en cinco minutos. Favor de abrochar sus cinturones —

Miré de reojo a Emilio.

— Listo para lo que viene — Sonreí tomando su mano.

— Si es a tu lado siempre estaré listo —

Emilio tomó mi mano, nos dimos un beso tierno y húmedo apunto de aterrizar sabiendo que desde ese día todo cambiaría.

El cholo de la panadería | EmiliacoWhere stories live. Discover now