Epílogo

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1 año después...

Poco más de un año había pasado, las turbunas del avión se detuvieron al llegar a el aeropuerto. El tiempo es capaz de deformar la realidad que conocemos llevándose aquello que más queremos, sin embargo, hay ocasiones en las que el tiempo es un aliado.

— Gracias por viajar con Viva Aerobus esperamos que su vuelo halla sido todo lo que esperaban, favor de salir por la puerta trasera —

Un joven bien parecido con largos rizos castaños bajó del avión portando un pantalón de mezclilla, unos tenis blancos y un crop top rosa el cual dejaba ver su torso desnudo junto con sus bien formados abdominales.

— Es bueno volver —

Un chico de cabello lacio bajó las escaleras del avión portando una chaqueta negra, una camisa blanca, un pantalón de mezclilla y un par de zapatos negros.

— Bondoni, más vale que nos demos prisa o tu mamá nos matará a ambos —

Joaquín suspiró con total tranquilidad.

— Como diga joven Marcos, solamente le recuerdo que tenemos muchas cosas que hacer —

Joaquín sacó una llave de su bolsillo.

Emilio abrió los ojos sorprendido.

— Creí que habías perdido la llave —

— Jamás, llevo esperando este momento un año entero —

Emilio tomó la mano de Joaquín y se dirigieron por su equipaje.

[...]

— ¡Amor, está listo el desayuno! — Gritó Emilio mientras se quitaba su mandil blanco.

Joaquín bajó las escaleras portando una pijama de seda negra.

— Buen día, mugroso —

Emilio se huele las axilas.

— Me acabo de bañar chulo —

— Para mí siempre seras un mugroso —

Joaquín sonrió dandole una mordida al pan tostado.

— Oye chulo, voy a ir a la panadería, ¿Quieres venir?

Joaquín asintió con la cabeza.

— Solamente me cambio y bajo enseguida —

Emilio sabia que ese "bajo en seguida" sería esperar mínimo una hora en lo que se bañaba y cambiaba.

[...]

El sonido de la campana suena en la panadería advirtiendo la entrada de un cliente.

— Lo siento, aún no abri... — Diego dejó caer una bandeja con cuernitos al piso.

— Acaso no piensas darle un abrazo a tu mejor amigo —

Emilio y Diego se abrazaron mientras que Joaquín observaba al asiático con ojos de ira.

— Umm... Hola... Cuñado —

Joaquín entrecerró los ojos y observó fijamente a Diego.

— Le tocas un pelo y te deporto a China —

Joaquín abrazó a Diego.

Emilio toma por el cuello al asiático y a su novio.

— Es bueno reunirnos una vez más, yo opino que vallamos a dar la putivuelta hoy en la noche —

— O tal vez me puedas ayudar a hacer la masa del pan — Diego sonrió sabiendo que ahora que Emilio había regresado tendría quien le ayudara a manejar el negocio.

— Iralo, luego luego a la criticansia, uno va llegando y ni lo dejan descansar agusto —

Diego le lanzó un mandil a Emilio en la cara.

— Vente Bonito, a llegado la hora de mostrarte las recetas que les enseñaremos a nuestros futuros hijos —

Emilio tomó a Joaquín por la muñeca y lo llevó a la parte trasera de la panadería.

— Emi, yo no sé hacer pan, a lo mucho sé hacer wuebito con casup —

— No te preocupes Joaquelongo hongo, para eso tienes a tu maestro repostero para enseñarte —

Joaquín se sentó en un banco y detrás de él se sentó Emilio. Joaquín se sonrojó.

— Es cuestión de ritmo — Emilio vació una taza de harina en la mesa segudade una taza de agua — Solamente tienes que darle forma —

Emilio tomó las manos de Joaquín y comenzaron a amasar juntos.

Una vez que la masa tomó forma hicieron una pequeña bola de masa y la metieron al horno.

— Ya vez chulo, no es tan difícil, solo es cosa de hagarrarle ritmo —

— Emi, gracias —

— Tampoco es para tanto Bonito, solamente es un trozo de pan —

Joaquín soltó una pequeña carcajada.

— No por enseñarme a hacer pan, por llegar a mi vida. Si no fuera por ti seguramente hubiera terminado aceptando ser novio de Mauricio y hubiera vivido un infierno con él. Gracias por no soltarme en los momentos más difíciles, gracias por ser la persona más importante de mi vida, te amo —

— Joaco, yo también te amo, como no tienes una idea —

Emilio y Joaquín juntaron sus labios en un calido beso donde ambos se sintierin seguros al saber que se tenían el uno al otro.

Fin

El cholo de la panadería | EmiliacoWhere stories live. Discover now