Capítulo LV

11.3K 748 1.1K
                                    

Zenitsu volvió a casa para aprovechar el poco tiempo que tenía junto a Kaigaku. Su hermano partiría la próxima semana rumbo a Estados Unidos, y él lo estaba ayudando a empacar sus cosas. Era un poco extraño, sin dudas estaba pasando muy bien con él, a pesar de no estar haciendo grandes cosas, los simples detalles contaban como un buen recuerdo. Desayunaban juntos, iban a visitar al abuelo, salían a comer a veces y también a hacer las compras del supermercado. Además de ayudarlo con sus cosas, nunca hablaron sobre aquellos momentos incómodos que tuvieron en la academia durante su relación con Uzui. Pensaba que tal vez Kaigaku no se sentiría cómodo haciéndolo y que en verdad estaba arrepentido.

— ¿Tienes alergia de nuevo? — esa pregunta descolocó al rubio. Recién culminaban las clases de educación física. Ya había vuelto a la academia tanto él como Inosuke, su amigo que no apartaba la mirada acusatoria de él. Zenitsu se ruborizó y terminó de colocarse la camisa.

— Es una larga historia... — murmuró arreglándose el cabello. Tanjirou e Inosuke lo miraban con diversión.

— ¿Cuándo planeabas contarnos de tu encuentro con tu alfa? — el de cabellos burdeos lo reprochó con la mirada.

— ¿Zenitsu tiene alfa? — Murata se unió a la conversación. El rubio resopló, ¿ya era momento de rechazarlo? Inosuke fingió escandalizarse para luego reír. Tanjirou negó con la cabeza con una media sonrisa. El azabache miró expectante al rubio, quien maldecía a los directores de haber juntado la sección A con la B.

— No les hagas caso, Murata. — respondió entornando los ojos. Se alarmó cuando el chico quiso ayudarlo con su mochila. — No hace falta, gracias — bajó el tono de su voz para sonar amable. El azabache le agotaba demasiado.

Salieron del gimnasio, ahora el grupo se agrandaba con Murata al lado. Zenitsu suspiró, dijo que tenía que ir a terminar con sus labores de prefecto, y sintió la presión del acoso cuando el azabache se ofreció a ayudarlo. Como no quiso ser grosero, dejó que lo hiciera mientras buscaba las palabras correctas para rechazarlo. Inosuke y Tanjirou se despidieron de él, haciéndole gestos para que termine de una vez con ese tema de Murata. El rubio asintió fatigado.

Caminaron en silencio por los pasillos, hasta que se acercaron al aula donde se encontraba Uzui. Zenitsu se frenó y miró a su compañero. Frunció los labios en una sonrisa y suspiró. — Bueno, hasta aquí puedo aceptar tu ayuda... — rompió el silencio, llamando la atención del azabache.

— Pero todavía falta la carpeta de artes y llevarlas a la sección Mariposa — respondió Murata desconcertado. Zenitsu negó con la cabeza y le quitó las demás carpetas que tenía su compañero.

— Yo lo haré. No te preocupes. — se apresuró en responder, concentrando la mirada en las carpetas. — Gracias — murmuró aún sin levantar la vista. No contó con que el chico se acercara rápidamente a él, hasta que sintió su respiración en sus labios. Se alarmó levantando al fin la mirada, viendo cómo el chico era apartado de él. Eso lo sobresaltó aún más.

— Oh, joven Murata, ¡cuánto tiempo! ¿Vienes a visitarme? — el profesor de artes retenía al chico sujetándolo de los hombros. — Vaya, ¿los interrumpí en algo? — preguntó conectando su ojos con los de Zenitsu.

— Argh..., profesor — el azabache se movió incómodo, tratando de zafarse de los brazos del albino. — Solo estaba ayudando a Zenitsu con los deberes — respondió cuando por fin pudo separarse de él.

 — Y qué deberes, ¿eh? — sonrió amenazante al rubio, quien se estremeció con esa mirada. — Está bien, ¿vienes por la carpeta, no? Agatsuma san... — Zenitsu lo miró descolocado, ¿por qué le hablaba de esa manera? Ladeó la cabeza y lo observó bien. Su sensei estaba molesto. Se apresuró en responder.

ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora