Epilogo

106 13 4
                                    

Dylan

5 años después .

-Niños si no se apuran no llegaremos al cumpleaños – gritó Junio desde la escalera.

-Pero mamá no están mis alas – gimoteo Alexa, nuestra hija de cuatro años

-Seguro papá ya las puso en el coche cariño, ve a preguntarle – pidió y yo sonreí cuando el remolino de mi hija vino corriendo para que la cargara en brazos. Llevaba un pequeño vestido que la hacía ver como un pequeño algodón de azúcar.

-¿De que vas disfrazada cariño ?– pregunté con dudas

-De ada pi – dijo con su vocecita cansada como si eso era algo que ya yo debería saber – pero no encuentro mis alas

-¿Eran blancas? – pregunté con gesto serio

-Si pi - aseguró contenta

-Ummm si son blancas y tienen mucha purpurina, creo que ya están en el coche

-Siiii, mucha pupurina – rio mientras le hacía cosquillas

-Dylan vas a despeinarla – me regañó Abril bajando con un Damian dormido entre sus brazos. Puse a Alexa en el suelo y le tendí los brazso para que me tendiera al pequeño bebé dormido- Vayan caminando al auto mientras termino de recoger. Laura me va a matar si llegamos tarde.

Sostuve el pequeño cuerpecito y camine hacia la puerta, mientras mi pequeño terremoto saltaba a mi lado. Ambos hermanos eran totalmente opuestos. Alexa era todo risas, saltos y chillidos. Recuerdo que de pequeña nos dio bastantes malas noches, provocando que tuviéramos un poco de miedo para tener un segundo hijo.

Aún así era mi pequeña princesa. Tenía el pelo oscuro que formaba pequeños bucles y sus ojos era grandes y un retrato de los mios, pero su sonrisa era igual a la de Abril. En cambio Damián era todo sereno. Tenía dos años y solo lloraba cuando su hermana se pasaba de retozona con él.

Tenia el pelo oscuro como yo, pero todo lo demás era de su madre. Me reí porque ambos niños eran una copia de nosotros en miniatura. Unas copias que nos hacían los padre mas orgullosos del planeta.

-Ya esta todo listo – murmuro Abril cerrando la puerta de casa – aun no has puesto a los niños en el coche- me regañó

-Ya te he dicho hoy que te amo

-Si, unas cien veces- se río

-¿Y a mi pi?- preguntó Alexa

- Claro vida, y a tu hermano también –

-Yo también te amu pi – me sonrio y entro al auto, haciendo mi corazón ir un poco más rápido. Ya he dicho que amo a mi familia.

Llegamos a casa de Laura y tardamos un poco encontrando donde aparcar. Hoy la amiga de Abril estaba dando una fiesta de disfraces para los pequeños por el cumpleaños de su hijo. El cual era inseparable con Alexa, cosa que no era del todo de mi agrado. No quiero a niños cerca de mi nena hasta que compla treinta .¿ Hipócrita?, si. ¿Celoso?, también.

Pasamos al patio que tenía muchos juegos para los niños y una pequeña carpa con algo de comida. El pequeño Damián despertó cuando sintió la algarabía y junto a su hermana fueron a jugar. Sacándome una sonrisa por lo cómico que se veían con sus trajecitos.

Uno de ada que sigo diciendo que parece mas un Ángel de algodón de azúcar y el otro era un  monito, con cola incluida, ven totalmente diferentes.

-Cuanto han crecido – gimoteo Laura haciendo reír a su esposo.

-Cariño solo cumple 6 – la alentó Kevin ganándose una mala mirada de su parte

-Yo necesito que Damián crezca, mis brazos lo agradecerían-  comento Abril con voz cantarina

-Oh ya verás que rápido pasa el tiempo – siguió dramatizando su amiga haciéndonos reír a todos. Besé a Junio en la frente y volví mi atención a los niños que corrían por el patio.

Ver a mi hermosa mujer y mis niños me llenaba. Por un tiempo creí no saber ser un buen padre, pero cada vez que veo a mis niños regalarme una sonrisa me hace desaparecer esas dudas.
Siempre le tuve miedo a los cambios. Pero cuando mi vida dio un giro de mas de 180 grados dándome una familia y un lugar para llamar hogar no pude estar mas agradecido.

¿Que si era feliz?, joder, creo que no existe hombre mas feliz que yo en estos momentos. Poder levantarme cada mañana con el pelo de Junio haciéndome cosquillas en la cara, y oír a mis pequeños corriendo por el pasillo era más de lo que alguien como yo pudiera haber pedido, para su vida adulta. Y eso era gracias a Junio, mi pequeña ada madrina que me fue concediendo cada uno de mis deseos sin siquiera saber cuales eran. Y sí , me había leído la Cenicienta, es lo que hace un padre cuando su hija pide un cuento, leer.

Abril siempre fue mi mejor amiga, una de las cosas mas importantes que tenía. Y no estaba permitido enamorarme de ella, a pesar de que tenía una hermosa sonrisa ni los labios mas besables de todo el lugar. Ella era un prohibido para mí. Aún así lo hice. Me enamoré y eso fue uno de las mejores cosas que me han pasado en mi maldita vida.
                                                                                       

 FIN.
  
    
  
   

Junio ( Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora