Capítulo 10. Watari...

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Ryuzaki:
Quien lo diría, que preguntaría esa clase de cosas...
"Yo... yo voy a ser el penetrado cuando... cuando lo hagamos?"
Sonreí levemente al recordarlo. Supongo que su reacción es normal considerando que es supuestamente virgen. Además, he demostrado ser alguien que suele llevar la iniciativa con él.
Aunque no siempre fue así...
Beyond siempre fue alguien que admiré. Me incentivaba a romper las reglas, a ser rebelde, a vivir. Fue el responsable de convertir mi infancia en algo más brillante que solo estudios, puzzles y teorías sobre crímenes. Fue una luz en mi vida.
Sus ojos me miraban siempre agudos, atentos. Fue aquel que me enseñó todas esas cosas sin las cuales hoy yo...
Sería otro fallo más de la Wammy's house.
Nos veíamos siempre en los ratos libres. En el almuerzo, los tiempos libres y las actividades en grupo. Siempre estábamos juntos, y aunque quien más hablaba siempre era Beyond, nuestra conexión era auténtica.
- Ningún adulto debe saber sobre lo nuestro -me dijo al poco de empezar a estar juntos- ni Watari, ni los enfermeros, ni los profesores. Nadie.
Lo miré interrogante mientras saboreaba la paleta que me había traído. Él me explicó.
- Mira, si algún adulto lo sabe nos separarán. ¡Ya lo he visto antes, no nos dejarán vernos nunca más!
Lo miré horrorizado. Todos los adultos siempre habían tenido mi absoluta confianza, en especial Watari. Había sido mi salvador, mi ángel guardián, mi única figura paterna. Me resultaba inexplicable que él pudiese ser capaz de arrebatarme algo tan valioso como mi primer amigo... mi primer novio.
Pero Beyond había demostrado ser una persona honesta, y no tenía razones para dudar de su palabra.
Ese fue mi primer secreto. Nuestro secreto.
Poco a poco, me arrastraba más profundo consigo.
Me enredaba en su telaraña de forma que nunca podría escapar otra vez.
Observé a Watari por el espejo retrovisor. Es increíble el número de cosas que hemos pasado juntos. Es increíble la suerte que tuve esa noche, cuando me encontró.
Las calles de Inglaterra eran frías. Siempre lo han sido, pero cuando no tienes nada con que abrigarte, el frío normal se transforma en una tortura innecesaria.
- Perdóname, Lawliet... -dijo el muchacho frente a mí. Más moreno que yo, con los labios partidos y tan delgado que parecía que sus reservas ya se habían agotado hace varios días.
La pobreza, la violencia, era dura en aquellos tiempos de guerra. La gente no tenía tiempo para preocuparse de gente como nosotros.
- Vincent... -tomé su mano y me recosté a su lado a pesar del piso mojado. El calor que despedía su cuerpo era mínimo. Ya ni siquiera tenía fuerzas para temblar.
- No te preocupes Lawliet... ya no tengo frío...
Lo miré triste. Sabía que él estaba sufriendo, y me sentía terrible por no ser capaz de hacer nada.
Mi mente de niño no sabía lo grave que era el que mi hermano ya no tuviera las sensaciones básicas. No sabía que estaba al borde de la muerte.
- Está bien... -le dije con mi voz delgada y rasposa por el frío- hiciste lo mejor para ambos...
Le di un beso en la frente y me mantuve cerca para calentarlo. Se veía herido, tenía manchas de sangre por toda la ropa y heridas tan simples como un raspón de rodillas no era capaz de curarse.
- Lawliet... -dijo con sus labios partidos, apenas modulando. Se notaba en su mirada que ya no me veía del todo nítido- si mañana no despierto... escucha...
Lo miré inquisitivamente. En ese tiempo no entendía del todo lo que pasaba, a mis cortos cinco años.
- Debes ser un buen chico, ok...? -apretó mi mano- Tienes que vivir...
Asentí
- Prométemelo, no desperdicies tu vida.
Lo miré dolorosamente. Puede que no entendiese bien lo que estaba pasando, pero de alguna forma podía percibir que la situación no era exactamente feliz o alegre. Vincent era alegre y optimista, y era raro de su parte comportarse así.
- Lo prometo...
Vincent y yo somos los hijos de una familia como tantas otras que hay; disfuncional.
Mi hermano y yo solo éramos el producto del estilo de vida de mi madre. Ella era una prostituta que vendía su cuerpo con quien sea. Tenía muchas enfermedades venéreas y nunca usaba protección, más que nada porque no sabía o no alcanzaba el dinero para eso. Siempre estaba embarazada, siempre tenía abortos espontáneos y partos abruptos y sanguinolentos. Muchos bebés morían por falta de cuidados, muchos eran criados para su posterior venta. Nosotros somos los niños que sobrevivieron gracias a la suerte.
Y fuimos forzados a trabajar para ella.
Vincent se encargaba de las cuentas y algunas ventas, y yo era el empleado de la casa. Mi madre, sumergida en el alcohol y las drogas, no tenía ni tiempo ni ganas de encargarse de la casa, por lo que mandó a Vincent a enseñarme todo lo que tenía que saber acerca de cuidados del hogar. Lavar la ropa, los pisos y cocinar fueron algunas cosas que tuve que aprender. Mi evidente autismo fue beneficioso en ese entonces. Aprendía rápido y muy bien, y era bastante autónomo para mi edad.
Vincent pareció darse cuenta de eso, por lo que cuando podía intentaba enseñarme a leer y escribir, además de estimular mi joven mente con juegos y canciones. Ahora sé que en parte lo hacía porque estaba muy solo. Le era imposible tener amigos de su edad y puede que yo haya sido la única compañía que tuviese.
Quizá por eso me llevó con él cuando escapamos esa noche.
Y quizá por eso siempre me daba la ración de comida más grande.
"Serás grande", me decía siempre, "Si fuera la mitad de listo que tú seguro habría huido antes de esa mazmorra"
Y me sonreía
Por eso noté que algo no estaba bien esa noche, y a pesar de toda el hambre y el frío que pudiese estar sufriendo, nada de eso fue suficiente para distraerme de las pequeñas y cristalinas lágrimas que se deslizaban por el rostro de mi hermano.
De eso ya mucho tiempo. Al día siguiente, el mismo anciano que hoy conduce mi limusina es aquel que me encontró durmiendo junto al frío cadáver de mi hermano.
Aquel que me recogió, que me explicó lo que en realidad estaba sucediendo.
Es quien me dio la oportunidad de vivir.
- Hemos llegado -dijo ese mismo anciano luego de estacionar y bajarse para abrirme la puerta
- Prepárame algo de helado -le dije mientras me dirigía hacia en ascensor- en casa de Light solo había manzanas...
Watari asintió y se quedó haciendo algo en su computadora. Supongo que tomará el siguiente ascensor...
Llegué al cuartel aproximadamente a las dos de la tarde. Todos estaban en pleno horario de colación.
- Hey, L! -gritó Matsuda saludando con una mano, innecesariamente animado- cómo te fue en tu caminata turística por Japón? Te gustó?
- Llámame Ryuzaki -anuncié cortante y me dirigí a las computadoras para seguir investigando. Quiero saber si la cadena televisiva ya recibió las cintas, y también necesito los resultados del laboratorio.
Watari no tardó en llegar con el helado que le había pedido.
Fue una tarde aburrida sin Light conmigo. No me termina de gustar el hecho de que tengamos que dejar de vernos por motivos externos, ojalá pudiese vigilarlo siempre.
- Sakura TV va a anunciar nuestras cintas! -dijo el jefe Yagami con una pequeña sonrisa- Lo han programado para la hora exacta que aparecía en las instrucciones que enviamos.
Asentí, es algo menos de lo cual preocuparse.
El resto del día transcurrió sin mayores complicaciones. Todos investigábamos por nuestro propio lado, de vez en cuando pidiendo algún consejo. Watari traía dulces para todos como siempre y yo... bueno, yo investigaba sin parar.
La noche anterior dormí bastante bien, por lo que debería ser capaz de aguantar sin problemas otros cuatro días.
Light... todo es tan monótono sin ti aquí...
¿Estarás asesinando como Kira en tu habitación? ¿O serás solo un alumno común y corriente estudiando para sus trabajos de universidad?
A decir verdad, a veces quisiera que no fueras Kira... Que fueras un chico común y corriente como dices ser. Avergonzado de los temas sexuales, primerizo en cualquier tema romántico. Quisiera que existiera la mínima posibilidad de estar contigo más tiempo.
Lamentablemente no es así.
Es una posibilidad casi inexistente, tan pequeña que llega a rozar lo ridículo. Por eso tengo que mentalizarme para pensar en que no existe un posible futuro entre los dos.
Simplemente no hay un "felices por siempre" para este cuento.

Uno de los dos debe ser el ganador, y créeme.

Yo voy a ser el primero en la fila para ver tu ejecución en la silla eléctrica.


Tal como hice con Beyond.

Firmando mi propia sentenciaTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon