Capítulo 11

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Sydney:

Asiento con la cabeza en comprensión. Y tomando mi vestido en mis manos me dirijo a la habitación de María.

La puerta ya está abierta. Llego a la puerta y en el momento en que pongo mis ojos en las figuras presentes en la habitación, sé de qué se trata. Son Isabella, María, el Sr. Oliver, Noah Miller y el conductor, Michael. Es hora. Es hora de acusar a un inocente. Nunca en mi vida pensé que me rebajaría tanto. Arderás en el infierno, Sydney.

—Sydney... —dice la Sra. Isabella pero luego la veo levantarse al mismo tiempo que el Sr. Oliver me mira. Me siento mal por lo que voy a hacer. Quiero que la tierra se abra y que me trague.

—Sydney, ¿es cierto?... Lo que sea que le dijiste a Isabella. ¿Viste a este hombre...? —Mis ojos se desvían hacia él, Michael. Está relajado. Al parecer no le importa estar siendo acusado. Tal vez él cree que no mentiré y se demostrará que es inocente. La culpa me apuñala y bajo la mirada. En la parte de atrás, mis oídos pueden escuchar a Oliver decir—... ¿entrando en la habitación de María y robando un collar? —pregunta. Él suena demasiado preocupado. Son invitados aquí. E incluso la fiesta continúa. Pero el collar es demasiado caro para dejar que se ignore este asunto. El Sr. Oliver suena realmente preocupado. Está dividido entre la situación.

Soltando un jadeo silencioso, asiento con la cabeza en sí. Mi gesto es seguido por jadeos y risas. No levanto la cabeza. No sé qué podría estar sintiendo ese hombre. Debe estar aterrorizado de las consecuencias. Debe estar muy preocupado por lo que su empleador le hará. Y seguramente está muy enojado conmigo. Estoy esperando una reacción violenta de su parte. O al menos espero que grite que estoy mintiendo, pero no lo hace.

Me siento mareada. Creo que me voy a caer. Los sedantes que Abigail me dio están haciendo su trabajo.

—Usted puede irse ahora —Escucho a Isabella decir. Me doy vuelta y comienzo a dar pequeños pasos. Él podría atacarme en cualquier momento con ira. Con este pensamiento en mente, empiezo a correr una vez que salgo de esa habitación. Estoy hiperventilando cuando paso por la sala de estar. Me dirijo a la puerta principal para ir a la fiesta. Pero en el momento en que noto a tanta gente, sé que no pertenezco allí. Y tal vez esta sea la mejor oportunidad para evitar la situación en cuestión.

Me aparto de la puerta principal y comienzo a dirigirme a mi habitación. Los pasillos parecen borrosos. Coloco mi mano derecha en la pared y trato de recuperar el aliento y concentrarme para recuperar la vista. Pero mientras avanzo puedo sentir mis rodillas dirigiéndose al suelo. Estoy preparada para el dolor, pero antes de que pueda caer un brazo se envuelve alrededor de mi cintura y sostiene mi cuerpo en alto. Trato de mirar hacia atrás para ver quién es, pero antes de que pueda mirar hacia atrás siento una boca en mi oreja.

—Hola gatita —Lo escucho decir. Mis ojos se abren de golpe pero mi vista aún está borrosa. Trato de escabullirme pero me siento muy débil. Su agarre en mi cintura se hace más fuerte. Está oscuro en un segundo y claro en otro. Puedo sentir que me arrastran a mi habitación

No me atrevo a mirarlo. Pero en el instante en que me doy cuenta de las paredes de mi habitación a nuestro alrededor, sé que tengo que controlarme. Esta vez doy lo mejor de mí para saltar de su agarre y en respuesta me arroja sobre la cama. En el momento en que mi cuerpo toca la cama, retrocedo hasta que siento la cabecera en mi espalda y, cuando sé que no hay salida, doblo las rodillas contra mi pecho.

Estoy mirando mis rodillas cuando escucho que la puerta es cerrada. Mi visión ya no es borrosa. Estoy ya en mis sentidos. Y cuando se sienta a mi lado, cavilo que nada bueno saldrá de esto. Han pasado tres años que he visto su rostro. Pero puedo apostar que todavía se ve horrible con sus ojos lujuriosos.

DestrozadaWhere stories live. Discover now