Capítulo 12

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Narración del autor.

Está golpeando su pulgar en el volante con ansiedad en espera de Sydney. Han pasado dos años, pero aún recuerda lo dulce que sabían sus labios.

—Si ella no es lo que mencionaste. Hombre, te mataré —dice Seb que está sentado en el asiento del pasajero.

Pero entonces ambos hombres miran al frente. La chica vestida con un hermoso vestido azul viene apresuradamente dando largos pasos. El archivo que sostiene en su brazo oculta su pecho.

—Dijiste que es una sirvienta. Pero... —Harriot no deja que Seb complete su oración.

— ¡Oh, santa madre! Se ve exactamente como su madre. Ustedes deberían haber visto a su madre. Era la mujer más hermosa de la tierra —Dice Harriot, observando sus rasgos, mientras ella está parada afuera de la puerta del auto. Ella se ve confundida.

—El que ella se parezca o no a su madre no me interesa, Harriot... Es mejor que se apuren. Tenemos que irnos —El hombre en el asiento trasero ordena mientras toma una larga bocanada de cigarrillo.

Escuchando a su jefe, Harriot sale.

El miedo escrito en su rostro hace que Harriot sonría.

—Cuánto tiempo sin verte, princesa. ¿Me extrañaste? —Él descaradamente le pregunta. Sin darse cuenta de que tiene 57 años y que ella es demasiado, pudiendo ser su nieta.

Sydney no tiene la oportunidad de salir de su trance cuando ve que también se abre la puerta del pasajero. Y del auto sale una persona que nunca antes había visto en la ciudad.

Ella lo mira y le parece que tiene veintitantos años. Y lleva una camisa blanca con pantalón de vestir formal. Tiene las gafas puestas y se parece a alguien que acaba de llegar de su oficina.

—Dijiste que era una sirvienta. Pero su vestido rompió mi fantasía —La persona de la camisa blanca se queja.

—Entonces no jodas Seb, déjame tenerla para mí solo —dice Harriot mientras se afloja la corbata.

—No, hombre, ya estoy duro. Solo necesito un coño. Cualquiera... —Ella no deja que Seb complete su oración y huye como alma que lleva el diablo. Su cuerpo se rompe en el sudor y siente frío. No puede sentir sus piernas con ella. Todo parece tan irreal. Incluso cuando su yo sin aliento llega la casa del granero.

En el momento en que se da cuenta de que la puerta no tiene el cerrojo, maldice su estupidez. Pero aun así, cierra las puertas y fija un palo en los agujeros para imposibilitarles entrar el mayor tiempo posible. Toma la escalera de madera y está a medio camino al primer piso cuando escucha los golpes en la puerta.

Al llegar, planea tirar la escalera para que no puedan subir.

No, simplemente recogerán la escalera y subirán fácilmente. Sus pensamientos hacen eco.

En esto, la puerta esta vez golpea muy fuerte. Indicando claramente que alguien la patea para romperla. Mira el palo que parece tan débil que puede romperse en cualquier momento.

Baja apresuradamente y busca un lugar para esconderse. Hay grandes barriles en el otro extremo del granero. Pero están detrás de los montones de grama. Ella salta y de alguna manera llega a los barriles. Logra meterse detrás de los barriles cuando la puerta se rompe.

Ella esconde su cara sudorosa en sus palmas. Ellos suenan borrachos y desesperados cuando comienzan a hacer voces.

— ¿Qué estás haciendo hombre? —Seb le pregunta a Harriot cuando lo ve quitarse la ropa.

—El jefe dijo que fuera rápido. Ve a buscarla. La cogeré de primero —Harriot responde.

—Sal, pequeño coño. No será agradable si tengo que encontrarte —Seb parlotea y Harriot se echa a reír.

DestrozadaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt