Capítulo 13: Abuso

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Atención: este episodio contiene escenas subidas de tono.

Oreja se detuvo frente a la primer puerta del pasillo del primer piso.

Mientras la abría te pusiste a analizar el entorno: en ese pasillo había otras tres puertas que daban a habitaciones vacías y no había ninguna persona cerca, así que si era necesario atacar físicamente a Oreja para inmovilizarlo no se escucharían sus gritos. 

Se suponía que Anko debía seguir tus pasos para asistirte en caso de que algo malo ocurriera, pero se había quedado allá abajo. Te preguntaste si para seguirte se escabulliría de los hombres con alguna excusa o en cambio los abatiría. Después de todo no estarían lejos de ser criminales.

Oreja abrió la puerta e ingresaron a la habitación. Era muy amplia y lujosa. Una gran cama matrimonial se encontraba en el centro; a la derecha y contra la pared había un pequeño jacuzzi y del otro lado un sofá en 'L' y una mesita. Todos los muebles eran blancos y se notaba que de buena calidad. Al lado de la cama había una ventana que daba a la calle donde estarían esperando Dan y Kin. 

Maravilloso, simplemente tendré que saludar desde la ventana.

Sobre la mesita había una botella de champagne y dos copas. Sentiste alivio al ver esto, ya que tu plan era utilizar la dosis de un fuerte somnífero introduciéndolo en alguna bebida. La sustancia tardaba unos 15 minutos en manifestarse y su efecto duraba de 6 a 8 horas, lo suficiente para llevar al individuo hasta Konoha. 

El hombre se sentó en el sillón, poniendo ambos brazos sobre el respaldo.

— Ven aquí, muñeca — te indicó y tu obedeciste.

Te paraste frente a él con las manos detrás de la espalda tratando de simular inocencia, entre el sillón y la mesa. Echaste un vistazo rápido a su pantalón y percibiste que tu belleza ya le había provocado una erección.

— Quiero hacerte muchas cosas esta noche. Baila un poco para mí.

Te contuviste para no reírte. Aquel hombre te parecía realmente repugnante y además te pedía algo ridículo. 

— ¿Sin música, señor? — preguntaste con un tono jadeante. Ya lo habías seducido, pero debías mantenerlo así.

— Si, preciosa, no es necesario.

Tu empezaste a mover tu cadera simulando ochos y a hacer círculos en el aire con las muñecas. También movías tu cintura y tu busto. El hombre no se contuvo y te tomó por la cintura, poniéndote sobre él. Te quiso besar pero tu lentamente te echaste hacia atrás, Oreja ignoró esto y tomándote por el cuello unió sus bocas por la fuerza. No tuviste otra opción que seguir su beso unos segundos, mientras sentías al hombre moverte lentamente de arriba a abajo sobre su bulto.

Al cabo de unos segundos puso sus manos sobre tus pechos y empezó a masajearlos. Al hacer esto lo tomaste por las muñecas; además de ser sumamente desagradable allí tenías el frasco y si bien no se veía a simple vista, no podías dejar que lo descubriera. 

— Vaya, ¿vas a hacerme desear? Me gustan estos juegos, me ponen muy caliente.

Te limitaste a sonreír y asentir. Aprovechaste su actitud para levantarte y tomar la botella de champagne. Él te siguió y te sacó la botella de las manos, empujándote levemente de forma que cayeras sentada sobre el sillón.

— Permíteme, belleza — dijo mientras abría la botella.

Aprovechaste que estuviera de espaldas a ti para tomar con cuidado el frasco y mantenerlo en tu mano izquierda. Se te ocurrió que podías seguir el juego sado e inducirlo a que se tapara los ojos. 

El hombre se giró con las copas servidas y te ofreció una, la cual aceptaste con la mano derecha. Hicieron un brindis y Oreja tomó un trago.

— Está muy bueno, ¿no? —apreció y te miró. 

Tomaste un trago tu también para que después no sospechara si le ponías el somnífero. No solías tomar bebidas alcohólicas, así que te pareció un tanto desagradable, amargo. Claro que a pesar de esto asentiste con una sonrisa. 

Te levantaste y dejaste la copa en la mesita, mientras que lo observabas.  Notaste que llevaba puesta una corbata, la cual podías utilizar para tu plan. 

— Dame tu corbata — le exigiste manteniendo tu tono seductor.

Oreja sonrió perversamente y se desajustó dicha prenda.

— ¿Vas a castigarme? — preguntó, mientras se la sacaba lentamente.

— Así es, me dijeron que te portaste muy m-ma.. eh...

No pudiste completar la frase porque un fuerte mareo te subió de repente. Te tambaleaste un poco, pero lograste mantenerte de pie.

Oreja rió y se levantó. Comenzó a acercarte a ti.

— Sabes, me gustan estos juegos. Pero prefiero ser yo el que manda.

Te cargó y te llevó hasta la cama. Estabas confundida, mareada y hasta empezaste a transpirar. ¿Qué te había hecho? El hombre te soltó en los aposentos con violencia y sonrió con malicia.

¡La bebida! Maldito rufián pensaste mientras tratabas de erguirte y golpearlo, pero sentías que el cuerpo no te respondía lo suficiente. 

— ¡A-Anko! — lograste gritar pero no lo suficientemente alto como para llamar la atención de alguien. — ¡An-ko!

El hombre rió.

— ¿Qué cosas dices? Creo que se me pasó un poco la mano con lo que puse en la copa, pero no te preocupes que ambos lo disfrutaremos. Y si te soy sincero, prefiero a las muchachas más sueltas y predispuestas, en especial si son vírgenes como tú. 

Oreja se acostó sobre ti y besó tus pechos mientras continuabas llamando a tu compañera. Luego empezó a bajar mientras con tus manos abría más tu blusa. Pasó sus dedos por debajo de tu falta y  tomó tus bragas decidido a retirarlas. Te retorcías, pero era inútil.

No puede ser, esto no puede estar pasando.

Tu corazón latía a mil, tanto por las drogas por el terror que sentías. 

♥♥♥

¡Dios, que nervios! Espero que Anko vaya a salvarla pronto.

MALDITO OREJA HDPPPPPPPPP

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Amor desenmascarado | Kakashi x OC | +18Where stories live. Discover now