CAPÍTULO #8: DÍA DOS EN EL CRUCERO

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Un rayo de sol entra por la ventana, el ruido del mar me hace despertar despacio. Me estiro y veo de reojo a James y a Cayetana, estoy en el centro de ambos, están rendidos, yo con delicadeza beso los labios de él y luego los de ella. Salgo del cuarto despacio y sin hacer ruido, voy descalza hasta mi habitación, entro con cuidado y veo a Jairo durmiendo a pierna suelta, sonrío y pienso en mi hijo, me recuesto a la puerta, o al menos pienso que lo hago, pero evidentemente aún estoy dormida porque he olvidado cerrarla, así que me caigo de culo haciendo un estruendo que debe haber despertado a todo el yate, Jairo salta de la cama y me mira asustado.

― ¿Qué te pasó?

― Que soy gilipollas y me he caído. ―dije encogiéndome de hombros.

― ¿A quién te has follado?

― A quiénes querrás decir. ―dije sonriendo mientras me levantaba del suelo.

― Yo te vi irte del hall con el escritor, ¿en el camino que hiciste? ―Me mira entrecerrando los ojos.

― Hice un trío con él y su mujer.

― ¡¿Cómo?! ―Su sorpresa era evidente.

― Que estuve toda la noche follando con el escritor y su sexy esposa. ―dije al tiempo que caminaba orgullosa hacia el baño.

― Y yo preocupado por ti.

― Y ahora me cuidas tu a mí ―Me giro sonriente―. Pero si puedo ser tu madre. ―Y le doy un beso en la mejilla.

― No, no puedes. ―dice mientras hace cálculos mentales.

.      .      .


Estoy en el gimnasio caminando sobre la cinta de correr, los chicos también me acompañan, cada uno haciendo lo suyo, de pronto en la sala entra Cayetana, vestida con un top deportivo Adidas y una licra a media pierna, yo la miro y sonrío, todos los chicos en la sala la observan atontados, Jairo la mira y luego me mira a mí, yo me sonrojo e intento hacer como si no pasara nada, hasta que ella se detiene junto a la cinta, toca un botón y la detiene en seco.

― Hola. ―Se muerde el labio inferior, y antes de que pueda devolverle el saludo me estampa un beso en la boca.

Luego del beso ella sale de la sala, y algo me dice que tengo que seguirla.

Estoy caminando hacia la puerta y veo a los chicos, incluido Jairo, mirarme asombrados, nada más cruzar el umbral Cayetana toma mi mano, me pega a la pared y comienza a besar mi cuello al tiempo que dice:

― ¿No quieres repetir?

― Mucho.

― ¿Y si es conmigo sola también?

― Pensé que tú y tu marido no follaban por separado.

― Y no lo hacemos, pero a veces hay que saltarse las normas. ―Y cuando estoy a punto de aceptar la propuesta, alguien que no puedo ver le suena un cachete en el culo a Cayetana.

― Caye ―La toma de la cintura―, ¿Nueva conquista? ―Le besa la mejilla, me mira, sonríe y agrega―. Si no la conquistas tú, lo hago yo. ―Y me besa en la boca, madre mía, que manera de compartir saliva en 24 horas.

El chico nos dice algo y se aleja, Cayetana lo sigue y supongo que yo debería hacer lo mismo. Hasta ese momento no caigo en cuenta que es Aarón Becker, quien de cerca es mucho más sexy que subido en la tarima del hall principal, y al parecer quiere follar conmigo, y que, en alguna ocasión ha compartido cama con Cayetana, y puede ser que también con su esposo.

Es cuestión de minutos para que llegue al hall y pueda ver como todos los pasajeros se reúnen esperando a que Aarón, otra vez trepado en la tarima, comience a hablar:

― Los he reunido aquí para contarles sobre el juego de esta noche. A las 12pm quiero a todos los pasajeros reunidos aquí con lencería negra, en sus cuartos les dejamos la ropa que deben llevar y los antifaces que deben traer, ya aquí les explicaré el juego, solo les quiero decir que todos estén dispuestos a hacer todo, y cuando digo todo, es, todo.

Y nos dispersamos, cada uno se fue a hacer sus cosas y yo me quedé un poco atontada, cuando sentí una mano en mi culo y me giré de golpe:

― ¿Sí o no? ―Y otra vez la cara sexy de Cayetana, no puedo describir lo que me encanta esta mujer.

― ¿Qué cosa? ―Adoro hacerme la tonta.

― Que rápido te olvidas de las cosas. ―me dice dándome un beso en la comisura de los labios, yo sonrío y digo:

― Si ―Al tiempo meto la mano por entre sus piernas y rozo con mis dedos la fina tela de licra, ella da un respingo y gime por lo bajo―. Cuando quieras jugamos tu y yo solas. ―le digo en un susurro al oído, muerdo el lóbulo de su oreja y me alejo moviendo el culo.

Voy a mi habitación a ponerme el traje de baño y cuando entro Jairo me ve y dice:

― No sabía de tus gustos lésbicos.

― No lo sabía ni yo. ―dije sonriendo mientras me desvestía.

― Te lo aseguro, la rubia folla bien. ―dice mientras me ayuda a amarrar la parte superior de mi bikini.

― ¿Te la has follado? ―Me giro y lo miro directo a los ojos.

― En alguna ocasión. ―Y me da un beso en la comisura de los labios.

Entre las sábanas de una princesa ✔️Where stories live. Discover now