CAPÍTULO #12: MI PLAN

266 53 125
                                    

Ya ha pasado un mes.

Externamente mi vida ha vuelto a la normalidad, mi empresa va bien, lo de la estafa ha quedado como "un pequeño error informático", cosa que todos creen menos Ramón, quien me conoce lo suficiente como para saber que no debe preguntar.

Internamente mi vida es una mierda; Alex y yo vivimos en una guerra campal, él por su parte prepara la boda y yo por la mía me encargo de acatar mi destino como buena cristiana. Por suerte, Jairo se recuperó, pero de mi cabeza no sale que pase lo que pase ese chico va a seguir estando en peligro.

Tengo un plan para salvar a Jairo de las garras de Alex y también para hacer probar a mi futuro esposo de su propia medicina, lo reconozco, soy una mujer rencorosa, la espinita de la estafa aun no me sale de la cabeza, y si quiero al menos no querer matar a Alex cada noche cuando me acueste a su lado debo salirme con la mía, Jairo no tiene idea de lo que tengo entre manos, y mejor que no lo sepa, porque si mi plan sale mal las consecuencias pueden ser muy graves.

He planeado esto por semanas, estudiado todas las variables y sinceramente confío en poder engañar a Alex, agregándole que ahora que comparto con él he descubierto, que, como hombre promedio, babea por mí. Además, ya sé de antemano que soy buena actriz, y de eso tengo como testigo a todos los hombres a los que me follé en casa antes de divorciarme de Marcelo, a quien ahora mismo extraño bastante, y no entiendo porque cada mañana siento la necesidad de coger el teléfono, y como siempre hacía, llamarlo para que venga en su Ferrari rojo a rescatarme.

.       .       .


Estoy encima de la cama de Alex, llevo unas bragas de encaje negro y un sujetador a juego que deja muy poco a la imaginación.

Mi futuro esposo entra a la habitación y se sorprende al verme en su cama con una sonrisa.

― ¿Qué haces?

― Limar asperezas. ―dije levantándome de mi posición, tomando la botella de vino y las dos copas que había traído, y acercándome con la sonrisa más sexy que podía dar.

― ¿Qué planeas? ―El interés en su mirada era evidente.

Su pregunta quedó suspendida en el aire y poco importó, porque antes de que la reiterara yo ya me había quitado el sujetador.

― Sé que tienes algo entre manos, pero ya lo investigaré cuando se me baje el calentón. ―Yo reí y pegué mis labios a los suyos, mi lengua entrenada recorrió su cavidad bucal volviéndolo loco.

― ¿Brindamos? ―dije esquivando su boca y alzando las copas.

Él las tomó y yo sonreí al escucharlo decir:

― Yo sirvo, no confío en ti ―Llenó las copas hasta el tope y dijo―. Chears.

Chears ―Chocamos las copas haciendo un pequeño tin y antes de que él bebiera el primer sorbo yo me vacié el trago sobre los pechos―. ¿No prefieres tomar de aquí? ―dije poniendo mi sonrisa más sexy.

Sus ojos se abrieron como platos y cual cachorrito hambriento me tomó por la cintura, pegó mi cuerpo contra el suyo y comenzó a lamerme los pechos, lo odiaba, pero se sentía delicioso, siempre he tenido esa capacidad; separar el sexo de la mente. Su lengua jugueteaba con mis pezones y succionaba cada gota de vino esparcida por la zona.


Luego de unos minutos yo lo aparté de un empujón y lo ayudé a deshacerse de su ropa, lo obligué a quitarme las bragas con la boca, me acosté en la cama, tomé la botella y me llené el cuerpo con el delicioso líquido.

― Lámelo. ―le dije sonriendo de forma pícara.

Alex cumplía mis órdenes y se encargaba de no dejar ni una gota, mis bragas estaban mojadas, él lo notó y bajó hasta ahí para con su lengua darme más placer del que ahora mismo sentía. Su erección era notable, su miembro estaba enorme y pidiendo a gritos entrar en mi vagina, mis piernas subieron hacia sus hombros y sin vacilación Alex comenzó a embestirme, yo sonreía y gemía gustosa, su boca fue hacia mi oído y antes de articular palabra cayó rendido en el acto. Yo suspiré y con dificultad me lo quité de encima, cogí mi lencería, me la puse y busqué con ansias lo que necesitaba.

Era increíble la poca custodia que tenía ese hombre de sus bienes, eso, o que sus guardias eran ineptos, porque pude llegar hasta su caja fuerte sin ningún problema.

263682 ―Él código que me permitió hacerme con el dinero que guardaba en casa.

¿Cómo sabía esto?

Sencillo... o yo era muy lista o ese tipo muy imbécil.

El día que le dieron el alta a Jairo yo me fui un poco después de él porque me quedé recogiendo unos documentos de la empresa que había dejado, caminé hacia el despacho y por la rendija de la puerta pude ver como Alex marcaba la clave en la caja fuerte, al abrirla vi unos cuantos fajos de billetes, y como quien no quiere la cosa grabé la combinación en mi mente, estaba segura de que me sería útil.

Con el transcurso de los días me di cuenta de que Alex casi nunca utilizaba ese dinero. Muy pocas veces abría la caja, y si lo hacía era para meter más fajos, si tenía suerte no se enteraría de que faltaba hasta que Jairo estuviera bastante lejos como para recibir daños.

Tomé unos cuantos fajos, cinco en total, lo conté rápido; 100 mil euros, con eso Jairo podría cumplir lo que lleva deseando desde que lo conozco; aceptar el trabajo de stripper en el mejor club de Madrid.

Salí corriendo hacia mi habitación, puse el dinero en una bolsa y lo guardé bajo la cama, tomé mi teléfono y le escribí a Jairo:

"Mañana a primera hora ve a mi oficina, te tengo una sorpresa"

Listo. La primera parte estaba hecha, ahora venía lo más difícil; sacar la pasta de casa, pero eso ya mañana.

Regresé al cuarto de Alex, me quité la ropa y como si nada hubiera pasado me acosté a su lado, y luego de dar mil vueltas por fin pude dormir.

Entre las sábanas de una princesa ✔️Where stories live. Discover now