Capítulo 35 - Cita y calzones... no en el mismo contexto

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Después de lo que fueron 3 horas para mí pero al parecer unas 9 para el resto el mundo, escucho el timbre de la casa sonar.  La puerta se abre y las voces de los abuelos de Sebastian, la de su padre y la de Alexander se oyen.
 Abro mis ojos y me doy cuenta de que estoy abrazada a Sebastian como si mi vida dependiera de ello, me tenso pero él no lo nota. Lo miro a la cara despacio y está despierto, con su cabeza apoyada en su brazo detrás y su otro brazo rodeándome la espalda debajo de mi, mira al techo tranquilo y pensativo. Su cabeza comienza a girar hacia mí por lo que cierro los ojos de nuevo e intento hacerle creer que sigo dormida para evitar la vergüenza. Finjo desperezarme, pero para mí buena suerte, al girar al lado opuesto, me caigo de la cama... genial.
Sebastian se sienta alterado y se baja de la cama para rodearla y quedar a mi lado, se agacha e intenta levantarme


-¿Estás bien?- me pregunta mientras me sienta en la cama de nuevo. Me toco la cabeza en la zona donde me golpeé e intento no mirarlo a los ojos porque seguro toda la sangre de mi cuerpo se irá a mi cara y acordamos evitar papelones ¿cierto?


-Si si, gracias- le respondo miro hacia abajo, a mis piernas *ESTOY EN CALZONES* digo para mi sorprendida y nerviosa ante mi descubrimiento. -¡Oh por Dios!- digo y me tapo con las mantas rápido, pero debido al apuro por ocultarme, y aclaremos que el universo no conspira muy a mi favor la mayoría de las veces,  me enredo con las sábanas y no logro nada así que salgo corriendo y me encierro en el armario. Escucho que Sebastian se ríe y sus pasos se acercan al armario.


-Em, no te avergüences- dice aun riendo pero más bajo, intentando ocultarlo- Es como si estuvieras en bikini ¿no?- agrega y abre el armario –Además no es nada que no haya visto antes.


-¡SAL DE AQUÍ!- le grito y tomo lo primero que encuentro en el armario para taparme, resultó ser un abrigo enrome de piel de animal sintética, supongo que de su abuela. Cierro el armario con mi mano libre y me pongo el abrigo, no hay espacio para ponerme pantalones, además tendría que abrir la otra puerta donde están los estantes y ahí mi ropa ya que estoy encerrada con todos los abrigos y camisas colgadas en perchas.
Salgo triunfante porque logré que no me viera del todo y Sebastian me espera sentado en la cama con expresión divertida pero tierna. Al verme con el abrigo que me llega hasta los tobillos y me causa picazón en la cara, estalla en una carcajada. Miro al techo y me cruzo de brazos a esperar que su escena de burla finalice. Cuando se calma un poco, vuelvo mi vista a él y lo miro interrogante.


-¿Terminaste?- pregunto seria


-Lo siento- me dice y se para, abro mis ojos sorprendida al ver que aun no se ha puesto pantalones y más aun cuando viene hacia mí, me revuelve el cabello cariñosamente, me guiña el ojo y se va en busca de su ropa. Se pone sus pantalones y sale del cuarto cerrando la puerta detrás de él.
Me visto con el mismo buzo de manga larga a rayas negro y blanco y los mismos shorts blancos que me puse una vez que fui a la playa con Sebastian, pero me calzo con chanclas en lugar de mis amadas vans, me peino con una trenza y salgo del cuarto. Están todos sentados en el living, excepto Sebastian. Saludo a todos con un tímido "buenos días" y me siento en un sillón individual vacío, cerca de Amadea. Están comentando que tal el viñedo, los destrozos de la tormenta en el país, que tal familia está evacuada y que a tal otra no le pasó nada, etc etc. No tengo mucho que comentar así que me quedo callada hasta que Sebastian entra a la habitación, vestido con unos jeans limpios y su camiseta de Nirvana pero aún descalzo,  secándose el cabello con una toalla, cuando termina la deja a un lado y viene hacia mí. Se sienta en el posa brazos de mi sofá y me rodea con un brazo por los hombros.

Cuestión de SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora