Capítulo 50 - Final

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Sebastian

Alexander tiene razón. Voy a ir a Londres. A buscarla. A buscar al amor de mi vida y decirle todo lo que siento. Lo mucho que significa para mí y estoy seguro que la traeré de vuelta, a mi lado. Ya pasó mucho tiempo como para que no me perdone y tiene que volver. No soporto un segundo más sin tener a su loco y hermoso cabello en mi campo de visión diario. Su sonrisa, su olor. Nuestras charlas, nuestras bromas, nuestros desayunos helados. La amo y la extraño con mi vida. No puedo dejarla irse así sin más, tengo que luchar por ella. Por mi sueño. Voy a buscarla y regresarla a donde pertenece. Emma, voy por ti linda...

Emma

-¡APÚRATE MUJER!  ¡Llegaremos tarde por culpa de tus tontos aretes! - le grito a Lola mientras me aplico los últimos detalles de maquillaje y arreglo mi pelo, ahora corto por los hombros y castaño,  mi color natural.

-Ya estoy lista, gruñona. Y no son tontos- dice –Son adorables- agrega sacudiendo su cabeza despacio para que sus caravanas largas con diamantes (falsos) se muevan y brillen. Pongo mis ojos en blanco y tomo mi pequeño bolso que solo tiene mi celular y un chocolate por si me da hambre...más vale prevenir que lamentar, siempre lo digo.

-Ya vámonos- insisto y abro la puerta de la casa, ella me sigue y salimos donde nos espera la limusina con las demás chicas para ir a la fiesta. Al terminar de cerrar con llave, me volteo y miro el cielo. Bajo, en el horizonte,  por irse a dormir, está el sol. Atardecer londinense.  Inconscientemente recuerdo a Sebastian,  hace tanto no pensaba en cuanto lo extraño que duele. Escucho a las chicas gritar que me apure por lo que decido olvidar cualquier cosa relacionada a él, al menos por el resto de la noche voy a intentarlo.

Llegamos justo a tiempo antes de que el presentador comience a hablar y nos sentamos en nuestra mesa asignada.

-Oh por Dios, no puedo creer que tal vez te den un premio-digo emocionada bajito para que solo Lola me escuche

-Lo sé!! Es asombroso- me dice como una niña pequeña

-Deberás regañarme si no me comporto y evitar que suba al escenario a abrazarte- le susurro. Me mira y sube su pulgar en señal de "trato hecho". Bien, advertencia lista.

-Voy al baño, en seguida vuelvo- agrego y me voy al tocador. Beber tanto jugo de manzana causa esto. Termino de hacer pis, y mientras me lavo las manos, escucho que el hombre que hablaba hacer un rato se detuvo. Salgo justo cuando el telón de abre. La pantalla del fondo se enciende y en lugar de la lista de nominados, unas fotos aparecen... Sebastian y yo en la playa el día de la fiesta "Lucky", Sebastian y yo en la heladería, otra en Italia, otra en casa de Clary, una en su auto y muchas más. Me quedo petrificada en la puerta del salón. No entiendo un pepino. Bajo mi vista de la pantalla a alguien parado sobre el escenario y me encuentro al mismísimo Sebastian, ahí, en frente de mí, mirándome con una sonrisa sincera. Abro mis ojos sorprendida y noto todas las miradas sobre mí. Escucho los susurros lejanos de las personas alrededor pero no logro comprender que dicen. Estoy en shock. *¿Qué hace aquí? ¿Qué carajos vino a hacer a Londres? ¿Por qué está en la gala? ¿Esa señora no se da cuenta que el morado no es su color?* son unas de las tantas preguntas que se formulan en mi cabeza mientras veo a Sebastian tomar un micrófono y carraspea para llamar la atención hacia él. Todos lo miran expectantes y atentos.

-Hola a todos, mi nombre es Sebastian Gaddi- dice – y estoy aquí hoy para decirle al amor de mi vida, bueno... que es el amor de mi vida- todos ríen y Lola me mira sorprendida. No reacciono de ninguna manera, no sonrío, no hablo... apenas respiro.

-Ella está ahí parada...-continua sonriendo y me mira, ahora todos voltearon hacia mi otra vez –Emma - dice mirándome a los ojos -Eres el amor de mi vida- hace una pausa para que  ¿yo analice lo que dijo?- No puedo estar más tiempo lejos de ti... vine a buscarte. Necesitas volver a la Academia, necesitas volver a casa. Conmigo. Te amo linda... no me dejes otra vez, por favor. Te extraño demasiado- declara, muy confiado. Suspiro pensando en qué responder y lo veo bajar las escaleritas y dirigirse hacia mí. Llega a mi lado y con su mano libre, la que no sostiene el micrófono, toma una de mis manos suavemente. Se la lleva a los labios y la besa con cariño, la vuelve a dejar a un lado de mi cuerpo pero sin soltarla y aún sonriendo, pregunta

Cuestión de SuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora