Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 2: Uɴᴀ ᴄɪᴄᴀᴛʀɪᴢ

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Pedaleó incansablemente, sintiendo las gotas de sudor resbalar por su rostro y las manos irritadas por la implacable fricción. El sol abrasador del día amenazaba con llevarla al límite.

¿Por qué eres... tan... insoportable, eh? —jadeó, alzando la mirada al cielo con agotamiento—. Solo logras caerme bien en invierno. Estás consumiéndome.

Mientras avanzaba, evaluaba su entorno, dejando volar su imaginación por los posibles escenarios que alguna vez habitaron aquel lugar antes de su desolación. Sin embargo, extrañamente, todo parecía normal y familiar en sus recuerdos, en perfecta sintonía con la realidad que sus ojos contemplaban, como si todo siempre hubiera estado sumido en ese panorama desolado. Un suspiro se escapó de sus labios. Ya no le quedaban nuevas ideas para plasmar en su libreta; su creatividad se había sumido en las profundidades y nada parecía inspirarla. El pasado no logró avivar su imaginación, y eso le generó un doloroso vacío en el pecho. La fecha de caducidad de otra de sus cosas favoritas estaba acotando su venida otra vez.

Pero en medio de la desesperanza, una sorpresa aguardaba.

Un extenso tramo de carretera, cubierto de hierba que se asemejaba a una delicada alfombra de seda, interrumpió bruscamente su deslucido viaje. Sus pupilas se dilataron y una sonrisa amenazó con escapar al punto de sumergirse en la asombrosa maravilla que se desplegaba ante ella. "Qué belleza".

Los edificios que siempre la rodeaban, testigos mudos del paso del tiempo y la ausencia de la mano humana, estaban envueltos en enredaderas. La flora se convirtió en una cicatriz que se infiltró en cada grieta de las estructuras, impregnando todo con un aura de vida en medio de la devastación.

Y en ese instante, un cosquilleo recorrió su mente, como si sus pensamientos latentes despertaran de un largo letargo, invitándola a crear, a imaginar, a tejer nuevas historias en su mundo de soledad.

La tierra está vacía ©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن