Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 5: Eʟ ᴄᴀsᴇᴛᴇ

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Extendió la mano y la cogió. Era pesado y muy sólido, envuelto en adhesivo gris. Se tomó un par de segundos para mirarlo detenidamente; no había nada que sobresaliera de lo común. Respiró profundamente. La brisa apenas movía el cabello de su coleta. Miró en dirección al quinto piso preguntándose cómo o qué había provocado su caída. Tal vez algún tímido animal que se escondía de ella había dado un paso en falso allí arriba.

Lo palpó en busca de algo que le dijera para qué lo había creado su antiguo dueño porque no le veía una función más útil que para ser lanzado a las ventanas, como ella solía hacer en un principio. No esperaba más que lo visto, sin embargo algo la hizo enarcar rápidamente una ceja; había algo más escondido.

¿Ah?

Sacó la navaja y despedazó la envoltura hasta desnudar el sólido objeto. Lo que encontró hizo que frunciera las cejas instantáneamente. Un casete venía pegado en el centro del ladrillo, en una cavidad rectangular. «¿Y esto qué es?». La curiosidad mató su ensueño, se cubrió la mitad del rostro con la tela que simulaba ser un barbijo, miró por última vez aquél edificio y se montó en su bicicleta rumbo a su casa.

La tierra está vacía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora