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Un dolor punzante se apodero de la garganta de Alissa al emitir aquel grito, mientras sus piernas reaccionaron solas, no dudando en correr hacía Bella, realmente no deseaba que la única amiga que ha tenido en su vida tuviera un final de esa manera, siendo aplastada.
No obstante, su carrera se vio interrumpida de manera brusca, algo duro y frío la sujeto con firmeza de la cintura antes que diera un paso más, a sus tímpanos llegó el sonido del choque. La médium simplemente se quedó estática en su lugar, su corazón late desesperado contra su pecho mientras sus manos tenían un suave temblor.
—Ella está bien, tranquila—un frío aliento, rozó su oído junto aquellas palabras.
Un ligero escalofrío recorrió su columna vertebral al sentir la baja temperatura corporal de la persona que le sostenía, ella juraría que se iba a desmayar, hasta su respiración se entre corto. En un leve giró de cuello a un costado, lo observó, allí estaba él, con una mirada de preocupación reflejada en sus hermosos orbes dorados.
«Solo falta que alrededor de ustedes aparezcan corazones»
Alissa frunció el ceño sintiendo sus mejillas tomar un color carmesí, era evidente que Justin siempre en los peores momentos saldría con alguna estupidez, solo para hacerla ver cómo una bipolar frente al chico que le gusta.
—Gracias, por detenerme de una locura—susurró, llevando su mirada al frente.
Ella pasó su lengua sobre sus labios, tratando de control sus emociones, aquél pequeño gesto inconsciente no paso desapercibido por el rubio, que poco a poco deshizo el agarre.
—Siempre es un placer, detener a una hermosa señorita—respondió, subiendo las comisuras de sus labios en una diminuta sonrisa.
Para Jasper Hale, Alissa era un completo enigma, no sólo por el hecho que percibe la intensidad de sus emociones, sino que también capta otras, como si alguien más estuviera con ella, aunque para él sería ilógico porque siempre está sola.
El sonido de una sirena de ambulancia retumbó por todo el estacionamiento, la castaña sacudió su cabeza, se había olvidado de lo que acababa de pasar.
—¡Oh, Bella!—se sobresaltó, para comenzar a andar a pasos acelerados a donde estaba el grupo de adolescentes reunidos.
Alissa empujó suavemente a los estudiantes, observó a los paramédicos subirla en una camilla y de esa manera llevarla a la ambulancia, ella dio un paso adelante dispuesta a ir con su amiga al hospital.
«¡Alto, allí!, recuerda lo que dijo la abuela sobre los hospitales»
La castaña cobrizo detuvo su caminar, mordiendo su labio inferior al escuchar aquello, buscó con la mirada en dirección al espectro de su hermano, este negaba insistentemente con la cabeza.
