——————————— Capítulo Ocho Una visita inesperada ———————————
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«Hubieras ido a la Push con tu amiga la zombie»
Alissa rodó los ojos con diversión, al escuchar el nuevo apodo que le había puesto su hermano a Bella, a causa que la ha visto varias veces tropezar con sus propios pies.
—Te recuerdo, querido hermano—dijo, mientras cerraba de un rápido movimiento el libro que tenía entre sus manos.—Por tu grandiosa culpa, ahora estoy metida en este problema
«Pensé que lo nuestro era ser agentes de S.H.I.E.L.D»
La médium, se acercó a pasos moderados hacía el estante llenos de libros, extendió su mano arriba de su cabeza, tratando de alcanzar la parte mas alta de la biblioteca, en busca de un libro en específico, al darse cuenta que no llegaba tuvo que estirar su cuerpo, hasta quedar sobre las puntas de sus pies.
Sujetó el libro por el lomo con su mano derecha, volviendo a su posición inicial, de un fuerte soplido sacudió la ligera capa de polvo acumulado recientemente.
—Tu eres Danny Phantom, a mi me podrían ver — comentó, caminando en dirección al sofá azul de la pequeña habitación.
Ojeo página tras página.
Alissa, había decidido aprovechar su fin de semana al máximo para investigar el secreto de los Cullen, pero para su mala suerte no ha encontrado absolutamente nada.
—Me rindo, ni siquiera se que ando buscando—bufó, bajando el libro hasta su regazo.
«¿Crees qué un fantasma se pueda enamorar?»
La pregunta de Justin, atrajo la atención de la castaña, sus orbes azules le miraron con suma curiosidad.
Justin estaba tan pensativo, con la mirada pérdida en un punto fijo en la pared beige.
—No tienes un cuerpo físico pero aun así, eres diferente a los otros fantasmas que he visto en mi vida—dedujo, haciendo una pequeña mueca en sus labios.
Alissa, colocó el libro sobre el colchón del sofá, y de esta manera ejercicio fuerza en sus rodillas, para colocarse de pie, a pasos firmes caminó en dirección a Justin, hasta quedar frente a frente de su mellizo.
Ella extendió su mano hasta la altura del rostro de él, anhelaba con cada fibra de su ser, poder tocarlo sin que su mano traspase su espectral figura. Aunque esa era la cruda realidad que tenían que enfrentar ambos, por primera vez no fue así. Alissa, por escasos segundos pudo tocar la fría piel de Justin, volviendo a sentir esa vitalidad de energía envolvente en su hermano, mientras que un escalofrío recorrió su columna vertebral.
