Vértigo

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Es miércoles, son las 5:45 PM.

El recuerdo de noche de ayer me tuvo despierta hasta tarde, sobretodo el revivir el sentimiento de ese abrazo y la cambiante compañía de Moon.
Me hubiera gustado tener un recuerdo totalmente grato, no algo dulce y algo preocupante.
Debería ir por la noche al médico para comentarle lo que vi ayer. Si, eso haré.

Me levanto el cabello para seguir pintando la fachada de la casa.
Mis padres consideraron hoy un excelente día para hacerlo, dijeron que debíamos pintar la casa y pues aquí estamos, a -2° pintando por fuera.

Mi papá dijo que mantenernos activos evitará que prendamos la calefacción, principalmente porque aún no es temporada, si desde ahora usamos la calefacción podría ser más caro pagar la luz este mes, gasto que no está contemplado.
No entiendo porque este invierno viene tan frío, he pasado inviernos helados, el mes está cerca de terminar, pero éste clima es para mediados de diciembre, no a finales de noviembre. Es evidente que será un invierno memorable, me puede llegar hasta los huesos.

El recuerdo de ayer no me dejó dormir y ahora no me deja pensar en nada más.
Ojalá pudiera mantenerme pensando en cualquier otra cosa, pero no puedo. Me estresa no tener mente para otra cosa en este momento.
Además, tampoco se supone que debía ser así.
Es como ir en un auto, ver un muro de contención justo delante y en vez de frenar, acelerar, pero no puedo evitarlo. Además no siento ni un pizca de arrepentimiento de "acelerar".

— Solar. — Mi mamá me llama— .
— ¿Qué pasa?
— Ven a tomar té. Seguiremos 45 minutos más y después nos meteremos a la sala, sabes que el clima desciende rápido después de las 6.

Asiento con la cabeza y dejo la brocha con la que estaba delineando el marco de la ventana sobre la charola de pintura.

Mientras me acerco mi mamá ya me está esperando con una taza de té humeante.

— ¿No hubiera sido mejor tomarlo frío?
— Alguien se podría enfermar de ser así.

Recibo la taza y agradezco.

No tengo ganas de tomar té caliente en este momento, tengo calor a pesar de la baja temperatura, pero no voy a rechazar lo que me dieron. Le doy un sorbo y lo dejo sobre la mesa que está cerca.

Saco mi teléfono de mi bolsillo, hay algunos mensajes, contesto unos cuantos de compañeros de carrera y un grupo que es específicamente de personas que tocan el piano y teclado. Han dejado algunos ejercicios para practicar en casa.

Veo al rededor, siguen pintando. Debería hacer lo mismo.
Guardo mi teléfono y tomo otra vez la brocha.

[...]

Después de terminar por hoy, me quedé pensando en los ejercicios y que debía hacerlos, ya que aunque no tienen un valor sobre calificación sí influyen mucho en tu habilidad, entonces me fui a mi cuarto para poder tocar el teclado semiprofesional que tengo. Me sentí emocionada porque al principio fue difícil, después mis dedos se pudieron abrir más y encontré no sólo facilidad, sino también felicidad porque ya puedo tocar la pieza.
No hace falta avisar al grupo, esto es personal.

Miro el teléfono que había dejado cargando: 7:27 PM.
¿Cómo pude olvidar que debía ir al hospital?
El problema es que aunque vaya rápido tardará 30 minutos en llegar, después conversaré con el doctor y serán otros 30 minutos... Quizá mejor veré como sigue ella. Puede que ya no sea necesario ver al médico, además está tomando sus medicinas, debe de mostrar un avance.
"Entonces mañana será una nueva oportunidad", pienso después de tomar la decisión que no iré hoy al hospital.

~

Después de escuchar esas palabras no pude dormir. Intenté retomar diálogo con esa voz, pero espontáneamente se fue para no volver. Es como si solo hubiera venido a darme la noticia de que mi alma se ha esfumado de mi cuerpo y nada más. Como un vocero.
Sentí vértigo toda la noche, cada vez sé hacía más grande, por lo que sentí la necesidad de prender la luz y mantenerme así. No quería ningún tipo de sorpresas como alguien bajo mi cama, pero estoy segura que no hay nadie. Lo cual me aterra más.

Traté de dormir, pero realmente fue imposible. Por la mañana dieron las 8:57AM y fue cuando me ganó el sueño.

Desperté a las 5 PM totalmente desorientada, de hecho pensé que era otro día, pero a pesar del desvelo siempre duermo 8 horas, además de que el frío también me despertó. Empiezo a pensar que odiaré este invierno.
Me sentía sin ganas de levantarme de la cama, ¿qué haces cuando una parte tan importante de ti se ha ido para jamás volver?
Estoy triste. ¿Cómo le diré a Solar que sencillamente ya no tengo alma? ¿Será capaz de entenderlo? Tengo miedo de decirle que estoy vacía.

El reloj apunta las 6:40PM.
No tengo hambre, mi tristeza es más grande que toda sensación en este momento.
Pero debo de comer.

Finalmente me levanto de la cama, la garganta me arde y la cabeza me punza de lo seca que estoy. Totalmente seca, entre los intentos de dormir también estuvieron muchas lágrimas de por medio.
Arrastro los pies por el piso de madera hasta llegar a la cocina.

Abro el refrigerador para notar dos cartones de jugo. Me encanta el jugo.

Feliz tomo el pequeño cartón y lo perforo con el popote. Estoy muy feliz.
Miro a mi sala y veo el sillón. Se ve cómodo.
Sin dejar de tomar, camino al sillón y me siento.

— ¿El mango se da en árbol o en arbusto? — Pregunto para mí sin dejar de tomar del cartón— .

— ¿O existe una fábrica que produce mangos?

Dejo de tomar ante el pensamiento.
No lo sé, ¿importa? Mientras tenga jugo entonces está bien por mi.

Quiero seguir tomando pero se ha acabado, el sonido del popote me lo advierte.
Tengo sed.
Me levanto y dejo el cartón vacío sobre la mesa. Tomo una botella de agua del refrigerador y lo cierro.
Quiero tomar más jugo, pero se lo quiero dar a Solar mañana.
Rápidamente me tomé media botella.
No quiero más. La dejo a lado del cartón y vuelvo al sillón.

Me encanta este sillón, es tan cómodo, es elegante y de color negro.
Sin pensar me acuesto sobre el. Quiero dormir.

X: Oye.
— No de nuevo por favor.
X: Debo decirte algo.
— Sólo vete. — Siento vértigo, tomo un cojín y me cubro la cara con el— .
X: Tenemos compañía.
— ¿De qué hablas?
Y: Ya lo arruinaste.

Una voz nueva.

— Por favor, váyanse. Sólo quiero dormir. — Tengo ganas de llorar y estoy a punto de hacerlo— .

Y: Quizá él no te deja dormir. ¿Has notado que viene sólo por las noches?

Es verdad. Estos días ha aparecido sólo cuándo intento dormir.

Y: A diferencia de él, yo estaré a cada momento. Te acostumbrarás.

Por fin siento lucidez. No es normal esto, no debo ni siquiera conversar con estas voces, son parte de mi cabeza, quizá si la ignoro sencillamente se aburran y se vayan.
No, lo más adecuado es pedir ayuda.

Me levanto del sillón y corro a buscar mi teléfono que como siempre, no tiene cobertura o internet. No, dame sólo una oportunidad... Antes de que lo pierda.

Me acuesto en el piso esperando a que se conecte el internet. Unos segundos más y lo hizo. Empiezan a llegar un montón de notificaciones, mensajes y más.

¿Qué tenía que hacer?
¡Déjame ganar una vez!
Es inútil, ¿qué estoy haciendo en el piso?

Y: ¿Entonces no quieres hablarme? Bueno, no importa, estaré contigo a cada momento aunque no quieras. Te dejaré esta noche pero no te acostumbres, después de hoy, no escaparás de mi.
Oye por cierto. No sé que estabas queriendo hacer, pero créeme que si alguien se entera las cosas se pondrán peor. ¿No querías volver a casa después de 72 horas internada? Si le dices a alguien de esto ten por seguro que no saldrás del hospital psiquiátrico. Cuidado con lo que haces.

Siento un pánico que no puedo describir. Aunque quisiera hablar mi boca y el resto de mi cuerpo está trabado del miedo.

X y Y: Descansa.

IljidoWhere stories live. Discover now