Caída.

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Capítulo 31

Lauren abrió sus ojos con algo de dificultad por el sueño, escuchó su teléfono sonar y a duras penas podía moverse para buscarlo pues aún se sentía algo adormilada, ante su torpeza terminó en el suelo, pero con su teléfono en su oreja contestando la llamada entrante, con ayuda de su reloj electrónico de su mesa de noche supo que eran las 1 de la madrugada. La menor se había ido a la cama temprano luego de la discusión con Camila, no tenía demasiado animo de quedarse despierta con esos sentimientos abrumándole.

—¿Si? —Aclaró un poco su garganta.

—¿Lauren?

—¿Dinah? —La menor se despertó un poco más al reconocer la voz de la rubia. —¿Ha pasado algo?

—Sí, Camila ahora está en el hospital general y...

—¡Voy en seguida! —De pronto todo el sueño se había ido de su cuerpo y se levantó rápidamente del suelo. —Estaré en unos minutos.

—Okay. —Dinah dijo algo confundida ante la rapidez de la joven, quiso aclararle la situación, pero ella había colgado. —Ella viene en camino. —Dijo entrando a la habitación de la empresaria que aún se quejaba por el dolor en su mano.

—¿Por qué la has llamado?

—Imagine que sería la única en calmarte un poco, odias los hospitales, no esperaba que ella literalmente dijera que si antes de terminar de hablar. —La rubia se puso a su lado viendo los ojos cafés de su amiga. —Creo que ella es la correcta, Chancho. —Dinah le dio un apretón en su mano.

—¡Dinah, mi mano! —Camila se quejó rápidamente.

—Que llorona eres. —Dinah rodo sus ojos.

—¡El doctor dijo que podría ser una fractura!

—Si no fueras tan idiota podrías haberlo evitado, ¿En qué pensabas? —Camila se giró para darle la espalda y miró el gotero que pasaba el suero con unos calmantes para su dolor. —Claramente no pensabas en nada lógico.

Camila detuvo su automóvil de golpe en el estacionamiento, si bien era su lugar en este, casi había chocado con la muralla, agradeció llevar el cinturón de seguridad pues había evitado un daño, pero en realidad poco le importaba en ese momento, había dado vueltas por toda la ciudad hasta el atardecer tratando de dejar de sentirse mal. Sentía rabia, rabia consigo misma por arruinar las cosas con Lauren esta vez, ¿Por qué no simplemente permanecía con la boca callada?, sus inseguridades le jugaban constantes malas pasadas sobre todo con la joven de ojos esmeraldas. Decidió bajar de su auto antes de salir en ese estado a conducir por ahí, pero esa sensación no se iba, cuando estaba en el ascensor y se encontró con su reflejo solo pudo aumentar. Pero al entrar a su departamento no se sintió tan mal frente a la compañía de sus mascotas, le recordaban a Lauren, a las tardes con Lauren, a las veces que trata de llamar su atención, cuando le seducía, o cuando sus perros les interrumpían. Siempre estaba Lauren en su mente y no sabía si estaba enamorada de Lauren porque nunca antes lo había estado, pero claramente nunca antes se había sentido así.

—No ahora, Thunder. —Camila se sentó en el sofá y miró como su perro traía una de sus pelotas de juguete, al ver sus ojos suplicantes no pudo evitar jugar con él un rato hasta que tiró torpemente la pelota contra la pared haciéndole rebotar directo a su ojo, Camila no solo era torpe, no tenía unos buenos reflejos. —¡Mierda! —Camila se quejó por el dolor, definitivamente ese no era su día. Caminó con algo de dificultad hasta la cocina para poner algo frio sobre su ojo, le dolía bastante. —¿Es esto un castigo? —Miró hacia arriba con su ojo bueno como si fuese a recibir una respuesta. Al contrario, solo atrajo más mala suerte pues tropezó con uno de los pocillos de la comida de sus mascotas haciéndole caer al piso con fuerza, Camila se quedó ahí adolorida unos segundos. —¡Lo he entendido, fui una idiota! —Gritó como si alguien le fuese a escuchar. —Fui una idiota. —Murmuró y las lágrimas aparecieron, se dignó a levantarse porque era Camila Cabello al menos debía llorar con algo de clase y decidió ir al baño para arreglarse un poco para irse a dormir. —Soy un desastre. —Dijo mirándose al espejo viendo como su ojo estaba rojo y como se había raspado un poco su sien con la caída. Y un sentimiento volvió a ella que no estaba presente desde su adolescencia, odio a si misma. Odiaba no ser lo suficientemente valiente para hacer lo que quería, tomar la mano de Lauren, dormir con Lauren, llorar con Lauren, reír con Lauren, amar plenamente a Lauren. Y cuando vio su reflejó no lo pensó demasiado y lo golpeó, arrepintiéndose inmediatamente cuando este se trizó dejando vidrios en sus nudillos que era el mínimo dolor frente al dolor que partía desde su muñeca. —¡Mierda que ni para ser dramática sirvo! —Camila se quejó mirando su mano en donde empezaba a deslizarse la sangre, fue en busca del botiquín, pero no lo encontraba en ninguna parte. —Excelente. —Pensó en llamar a Lauren, pero estaba segura que la joven no le atendería el teléfono luego de su discusión. Así que solo pudo llamar a la persona en la que más confiaba y con más fuerza que conocía, Dinah. La empresaria no quiso mencionarle que era una emergencia, pues solo le separaban unos pisos.

Amor a ContratoWhere stories live. Discover now