Amor a Contrato

Odio que no te odio.

Capítulo 57

Lauren entró a la casa de Hailee, y aunque era su antigua casa y paso casi dos años ahí, era completamente diferente el sentimiento que tenía en ese momento, y en su mayoría no tenía que ver con el hecho de estar en la casa de su ex, sino por todo lo que había pasado en el hotel hace unos minutos atrás. Había dejado de llorar, había inhibido sus emociones una vez que dejó a Camila en la recepción.

—Iré por un café. —Hailee dijo algo incomoda al ver que Lauren no se movió de la puerta. —Puedo dejarte en tu casa en unas horas, sé que probablemente esto sea incómodo para ti. —La joven miró a la castaña.

—Creo que será mejor que llame a una de las chicas. —La estudiante fue al salón para empezar a mandarle mensajes a sus amigas, pero claramente no le responderían pues por la hora seguramente deberían estar dormidas.

—Puedes usar la habitación de invitados. —Hailee se fue a la cocina sintiéndose algo extraña por todo lo que había pasado, cuando le dijo a la joven que podía contar con ella no pensó que sería bajo una situación así, aunque le alegraba que le hubiese llamado, no podía evitar sentir un dolor en el pecho al ver como los ojos esmeraldas que solían estar con un brillo especial, estaban apagados, como la chica que seguía en el sofá. La profesora decidió prepararle una taza de té, no esperaba hacer hablar a Lauren, pero al menos quería cuidarle dentro de los márgenes que la joven le permitiese.

—¿Qué hago mal? —Hailee se sorprendió al escuchar a Lauren hablar una vez que dejó una taza de té frente a ella. —¿Por qué siempre termina todo así? —Y las lágrimas de la joven volvieron a salir. —¿Qué es lo que hago? —Cuando el llanto aumentó, Hailee no pensó en nada más que atrapar entre sus brazos a Lauren quien se afirmó a ella con fuerza, a la mayor se le rompió el corazón a escucharle llorar de esa forma.

—Cariño, esto no es tu responsabilidad. —Hailee le acarició su cabeza con dulzura. —Son... somos las otras personas quienes no hemos sabido amarte como te mereces. —Lauren se separó levemente y Hailee limpió sus lágrimas con cuidado. —Eres una persona maravillosa, todas las personas cometemos errores y dentro de estos pasamos a llevar muchas veces los sentimientos de una tercera persona. No conozco a Camila, no puedo hablar por ella, pero puedo asegurarte que nada que hayas hecho puede ser un causante de esto, ¿Bien? —Lauren miró los ojos oscuros que le miraban con cariño, pero ella no los sentía como cuando era una adolescente, solo eran otros ojos, no eran aquellos de color chocolate que se había dedicado a admirar por tanto tiempo. Pero en ese momento hubiera deseado olvidarse de ello, pero no podía, su pecho dolía, pese a ello no quería hacer lo mismo que la empresaria había hecho con ella.

—Perdón... quiero ir a dormir. —Lauren se alejó levemente haciendo que Hailee quitase sus manos de su cara.

—No tienes que disculparte, ya sabes donde está todo, ve a despertarme cuando quieras irte, ¿Bien?

—Gracias, Hailee.

—No es nada, Lauren. —Y en ese momento la mayor deseo volver a estar presente en la vida de la joven más que nunca, no quería volver a dejarle tan herida como lo había hecho años atrás.

—Deberían hablar. —Hailee le comentó mientras Lauren trabajaba en su computadora, la mayor le había ido a ver a la cafetería en la que la joven trabajaba por las tardes cuando no debían estar en la oficina.

—¿Qué?

—Que deberías hablar con ella, sabes que quieres escucharle, solo no estás lista para afrontarle, pero en algún momento deberás hacerlo.